miércoles, 20 de agosto de 2014

Criar

Pensar diferente a lo que piensa la mayoría respecto al nacimiento de un bebé es un buen comienzo para pensar en criar diferente. Pero no significa que así sea. Qué es criar diferente a la mayoría y quién nos lo enseña?
Cuando nos convertimos en mamá no sabemos nada de nada de nada. Nos pueden contar algo nuestras mamás o abuelas, algunas amigas, y cada una desde su experiencia o su librito. Pero la real vivencia de las noches de llantos en soledad, de un bebé tratando de agarrar desesperadamente la teta sin poder lograrlo, de si es mejor limpiar la cola con agua u óleo, está en nuestro interior. Cómo la gran mayoría de nosotras empieza a dudar de su saber interior, empezamos a apoyarnos en lo que nos dice primero quién vista una bata blanca y luego nos guiamos por nuestros saberes o por referentes a los que le damos crédito.

Cuando nació Luna era evidente que todo el saber yo lo ponía en la bata blanca. Desde su llegada al mundo en un parto totalmente intervenido por el saber médico. Y cada consulta llamaba al especialista indicado. Cómo había tenido un leve acercamiento a la lectura de los libros de Laura Gutman, yo había puesto especial énfasis en la lactancia y en tenerla a upa, pero no mucho más. Luna lloraba y lloraba cada noche, e Ignacio, con su santa paciencia la acunaba en la Wawita. Hoy me duele, hoy sé que hubiera necesitado estar conmigo, sentir mi olor, pero mi propia sombra y soledad se apoderaban de mí.

Es increíble cómo cada pasito de su crecimiento nos enfrenta con nuevos saberes: cómo dar la teta, cómo destetar, cómo es la caca a medida que crecen, cómo dejan el pañal, cómo son las primeras comidas, cómo calmar los llantos, cómo hacer con el sueño, cómo acompañar los primeros pasos, cómo hacer con los berrinches? va a ir a guardería? Jardín? Y ni que hablar de cuándo llegan a primaria.

Así me pasó y así me pasa. Vicente nació cuando empecé a transitar otros cambios y su nacimiento fue en casa. Pero aún así dudaba si ponerle el chupete o no. Si poner vacunas o no? Iba yo a decidirlo? Sola? A quién le otorgaba el saber? Podía confiar plenamente en mí pero también tengo una pareja y entre los dos fuimos armando lo que nos iba cerrando de acuerdo a la nueva información.

Y así con todo voy caminando, pasito a pasito. Cambiando mucho. Luchando mucho entre lo que siento, creo y transmito a veces.
A Luna le quité el chupete a los dos años y Vicente con tres y medio aún lo usa. A Luna le insistí en dejar el pañal a los tres porque entraba al jardín. Vicente aún lo usa y tengo que luchar contra el discurso del jardín. Luna durmió en su habitación desde los 45 días. La cuna de Vicente estuvo en nuestra habitación hasta los dos años y medio. Y así puedo seguir y seguir… y seguramente siga cambiando. Con herramientas que hoy me gustan más. Me cierra y compro el respeto para el niño, ubicarlo en el lugar que merece, no someterlo, no violentarlo, no obligarlo, acompañarlo en cada transitar, no cambiar su ser esencial. Observar qué le gusta, qué me quiere decir, por qué manifiesta lo que manifiesta. No rotularlo. 

Por supuesto que da más trabajo. Por supuesto que el automático de cada uno está puesto en que gane nuestro deseo y hacer lo que nosotros queremos. Pero entender eso y ponerlo en palabras ya es un buen punto. Es difícil criar, por supuesto, en cualquier edad, cada etapa tiene su particularidad. Pero observarlos en su crecimiento es hermoso.

Muchas veces dudo de mí y me desespero pensando que no los puedo entender. Pero intento, y los acompaño como puedo. Con todo mi amor a su disposición y con todo mi ser. Sé que no me las se todas y que puedo equivocarme y ellos también lo saben.




1 comentario:

  1. Recuerdo que llegué a tu blog a través de algún grupo de facebook y leí tu entrada sobre el parto en casa... yo tmb parí en casa en noviembre. Hoy volví a tu blog x una de esas casualidades interneteras y veo que nuestras últimas entradas tratan más o menos de lo mismo. Un beso!

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