miércoles, 20 de agosto de 2014

Criar

Pensar diferente a lo que piensa la mayoría respecto al nacimiento de un bebé es un buen comienzo para pensar en criar diferente. Pero no significa que así sea. Qué es criar diferente a la mayoría y quién nos lo enseña?
Cuando nos convertimos en mamá no sabemos nada de nada de nada. Nos pueden contar algo nuestras mamás o abuelas, algunas amigas, y cada una desde su experiencia o su librito. Pero la real vivencia de las noches de llantos en soledad, de un bebé tratando de agarrar desesperadamente la teta sin poder lograrlo, de si es mejor limpiar la cola con agua u óleo, está en nuestro interior. Cómo la gran mayoría de nosotras empieza a dudar de su saber interior, empezamos a apoyarnos en lo que nos dice primero quién vista una bata blanca y luego nos guiamos por nuestros saberes o por referentes a los que le damos crédito.

Cuando nació Luna era evidente que todo el saber yo lo ponía en la bata blanca. Desde su llegada al mundo en un parto totalmente intervenido por el saber médico. Y cada consulta llamaba al especialista indicado. Cómo había tenido un leve acercamiento a la lectura de los libros de Laura Gutman, yo había puesto especial énfasis en la lactancia y en tenerla a upa, pero no mucho más. Luna lloraba y lloraba cada noche, e Ignacio, con su santa paciencia la acunaba en la Wawita. Hoy me duele, hoy sé que hubiera necesitado estar conmigo, sentir mi olor, pero mi propia sombra y soledad se apoderaban de mí.

Es increíble cómo cada pasito de su crecimiento nos enfrenta con nuevos saberes: cómo dar la teta, cómo destetar, cómo es la caca a medida que crecen, cómo dejan el pañal, cómo son las primeras comidas, cómo calmar los llantos, cómo hacer con el sueño, cómo acompañar los primeros pasos, cómo hacer con los berrinches? va a ir a guardería? Jardín? Y ni que hablar de cuándo llegan a primaria.

Así me pasó y así me pasa. Vicente nació cuando empecé a transitar otros cambios y su nacimiento fue en casa. Pero aún así dudaba si ponerle el chupete o no. Si poner vacunas o no? Iba yo a decidirlo? Sola? A quién le otorgaba el saber? Podía confiar plenamente en mí pero también tengo una pareja y entre los dos fuimos armando lo que nos iba cerrando de acuerdo a la nueva información.

Y así con todo voy caminando, pasito a pasito. Cambiando mucho. Luchando mucho entre lo que siento, creo y transmito a veces.
A Luna le quité el chupete a los dos años y Vicente con tres y medio aún lo usa. A Luna le insistí en dejar el pañal a los tres porque entraba al jardín. Vicente aún lo usa y tengo que luchar contra el discurso del jardín. Luna durmió en su habitación desde los 45 días. La cuna de Vicente estuvo en nuestra habitación hasta los dos años y medio. Y así puedo seguir y seguir… y seguramente siga cambiando. Con herramientas que hoy me gustan más. Me cierra y compro el respeto para el niño, ubicarlo en el lugar que merece, no someterlo, no violentarlo, no obligarlo, acompañarlo en cada transitar, no cambiar su ser esencial. Observar qué le gusta, qué me quiere decir, por qué manifiesta lo que manifiesta. No rotularlo. 

Por supuesto que da más trabajo. Por supuesto que el automático de cada uno está puesto en que gane nuestro deseo y hacer lo que nosotros queremos. Pero entender eso y ponerlo en palabras ya es un buen punto. Es difícil criar, por supuesto, en cualquier edad, cada etapa tiene su particularidad. Pero observarlos en su crecimiento es hermoso.

Muchas veces dudo de mí y me desespero pensando que no los puedo entender. Pero intento, y los acompaño como puedo. Con todo mi amor a su disposición y con todo mi ser. Sé que no me las se todas y que puedo equivocarme y ellos también lo saben.




martes, 12 de agosto de 2014

La dificultad para lograr un embarazo

Muchas veces resulta tan sencillo como olvidar de cuidarse, pero otras veces, para lograr un embarazo se requiere algo más que suerte. Después de un pequeño recorrido interior y de algunas historias de referencia, creo que conocernos en profundidad es la clave para comprender por qué en algunas circunstancias sucede con sencillez y otras veces no llega.

Cuando nos emparejamos con Ignacio, fue idea mía esperar dos años para buscar un bebé. Pensaba que era necesario un tiempo para la pareja antes de que un nuevo integrante nos cambie la vida (hoy sigo pensando lo mismo). Luego de esos dos años empezamos a buscar. La realidad es que al dejar las pastillas, mi cuerpo nunca se acomodó y no podía ovular. Después de seis meses y de algunos intentos de ovulaciones provocadas por pastillas, comenzamos con las visitas ginecológicas. Al año, sin ninguna novedad, continuamos con los estudios pertinentes. En mi cuerpo y en su cuerpo. Nada aparecía, pero un embarazo tampoco. 

Las hormonas sintéticas en el cuerpo femenino  son nefastas. Y con cada menstruación, la angustia del embarazo no logrado y la hinchazón de hormonas sintéticas eran tremendas para mí. Lloraba, me fastidiaba, me enojaba con todo!. La vida de una pareja que busca un bebé y no llega se empieza a transformar. Se confunden los deseos, nos alejamos de la alegría, empezamos a mirar feo los embarazos que nos rodean y vemos panzas y bebés por doquier que no nos pertenecen. La decepción se cuela en la vida cotidiana y así fue que llegamos a una especialista en fertilidad recomendada y empezamos con los estudios menos invasivos por aquí y por allá, para concluir que ni él ni yo teníamos nada físico que nos impidiera concebir….peeerooo, para intentar una inseminación mínimamente invasiva (esto significa por un lado estimular la ovulación con inyecciones y luego llevar el semen seleccionado en un frasquito para que la ginecóloga lo coloque en el cuello del útero), sería necesario realizar una “histerosalpingografía”. Este estudio de nombre raro y largo fue tannnn invasivo y doloroso que hizo parecer, por el espasmo de dolor, que tenía una trompa cerrada, derivando así en una laparoscopía exploratoria (cirugía) que necesitó de anestesia general, para determinar que todo mi cuerpo estaba en condiciones de concebir. 

Terrible! Sí, sí, muy terrible. Entonces un día, post estimulación ovárica, me dirigí con mi frasquito preciado a un consultorio y en una camillita, la ginecóloga me colocó el semen que llevaría el espermatozoide ganador en el cuello de mi útero. 15 días después, el tercer Evatest tímidamente mostraría doble rayita y un estudio de sangre confirmaría que estaba embarazada. De Luna.

Por supuesto que un embarazo que no fue llegó dos años después del nacimiento de Luna sin ningún problema y un año más tarde el tercer embarazo (de un día que nos equivocamos las cuentas) se convirtió en Vicente.

Pero que fue lo que sucedió en aquel momento? Sucedió que el deseo no se comunica directamente con el ser esencial cuando estamos tratando y tratando de responder a otros requerimientos. Cuando nuestra mente está ocupada en otro lugar. Cuando aún no hay espacio para el deseo de un tercer ser en cuestión. Cuando el “hacer” es mucho más fuerte que el “sentir”.
Hacer un recorrido y un viaje a nuestro interior nos da información. A veces no es fácil, otras no estamos preparados. Pero la búsqueda de un bebé cuando aún no nos buscamos a nosotros mismos puede ser muy ardua y dificultosa. No siempre es así, pero esta fue mi experiencia.

Luna besando a Vicente a través de la panza

Luna en comunicación con Vicente a través de la panza



martes, 1 de julio de 2014

Las Doulas

Allá lejos y hace tiempo, cuando empezaba a transitar mi primer embarazo, el de Luna, me encontré con un libro de Laura Gutman (1)  que hablaba de las Doulas. Googlee la palabra y encontraba múltiples aplicaciones de qué era una doula y cómo podía incorporar una a mi parto. Debo confesar que no entendía muy bien de qué se trataba. Y en una de mis primeras visitas al obstetra convencional le pregunté qué opinaba de tener una Doula en mi parto. Obvio que me sacó corriendo muy políticamente diciéndome que si iba a acompañarme alguien, que mejor sea mi marido, qué para qué iba a necesitar otra persona. Y con eso me quedé.
Cuando quedé embarazada de Vicente, y decidí seguir el curso con obstetra y partera, se desdibujaba la figura de la Doula porque se hacía innecesaria. En ese caso, mi partera pro parto en casa, iba a ocupar ese lugar.

Pero qué es una Doula? Qué es lo que hace? Cuál es su preparación? Hasta dónde llega su labor?

Una Doula es una mujer que ha tenido hijos y se pone al servicio de otra mujer que va a parir, acompañándola durante el embarazo, el trabajo de parto, parto y puerperio. La Doula se enfoca en el aspecto emocional, el bienestar y las necesidades de esa mujer.

Tuve la suerte de vivir la hermosísima experiencia del parto de Vicente y quedé tan entusiasmada con la idea de contar mi experiencia, que lo primero que pensé fue….quiero convertirme en Doula, quiero informar a otras mujeres, quiero contar que se puede, quiero acompañarlas a vivir lo que yo viví. Tanto era mi entusiasmo que empecé a averiguar en todos lados qué podía hacer para convertirme en Doula. Y entonces el Universo me trajo a Michel Odent(2) a Bs. As y su Paramana Doula (3). Y con todo el esfuerzo económico que eso acarreaba, pero con mucho convencimiento de que ese era mi camino lo hice. Tres días intensos de escuchar a Liliana Lammers (4)4 – Doula, mujer de Michel Odent- y al mismísimo Odent transmitiendo su saber y experiencia. Y ahí supe que Doula podía ser cualquier mujer que haya parido, que pueda acompañar a otra mujer a parir. Que pueda estar al servicio. Que pueda sentirla. Que pueda dejar de lado sus pensamientos, sus miedos, sus inquietudes. También puede serlo aquella mujer que con todo su saber y experiencia se pone al servicio de la necesidad del otro. Tan simple y tan complicado a la vez. SENTIR al otro… qué difícil!!

Liliana Lammers dice que lo único que se necesita es la experiencia. Pero lo que es más necesario es conocer y comprender a la mujer que va a parir en los encuentros previos.  También creo que la experiencia de haber acompañado distintas mujeres y distintos partos hace a una Doula y ahí me encontraba yo, con mi inseguridad a cuestas, preguntándome cómo iba a ser para ganar esa experiencia cuando lo que se plantea es tanta intimidad y pocas personas. Me parecía que para aprender ya iba a estar molestando a la embarazada.
Admiro el trabajo de las Doulas, que en silencio y sin un reconocimiento acorde aún acompañan desde mucho lugares a muchas mamás, sobre todo ayudando a aquellas mamás que emprendiendo el camino del parto respetado quieren un trabajo de parto largo en casa y llegar bien tarde a la institución.

Desde que escribo el blog y estoy más metida en esta movida conozco a muchas de nombre. Me encanta que existan. Hay muchos lugares de formación también que sé son súper recomendables.
Pero como en todo, a la hora de elegir, el camino está en cada una. En conocerse y preguntarse qué es lo que una necesita y ver si una Doula es la figura que necesitamos para acompañarnos.
Particularmente intenté algunos acompañamientos que por algunas razones no se dieron y abandoné la idea de doulaje literal. Pero ahora me estoy preguntando si puedo ser una Doula Virtual. Soy una mamá que transitó dos experiencias de embarazo y parto y me puedo poner al servicio de una mujer para acompañarla con información y experiencia en este camino virtual. Y lo disfruto!!


Teteando en vacaciones

(1) http://www.lauragutman.com.ar/
(2) Michel Odent. es un médico obstetra francés, y uno de los defensores más notables del parto natural, entendido como aquel parto en el que la intervención externa es la mínima posible.
(3) http://www.paramanadoula.com/
(4) Liliana Lammers es una experimentada doula que reside y trabaja en Londres. Es, como ella misma se define, madre y abuela que acompaña a otras madres en el hermoso proceso de traer al mundo a sus hijos.

martes, 24 de junio de 2014

Cuánto cuesta en dinero tener un parto respetado

Hablar de cuánto cuesta en dinero tener un parto respetado es un tema que me está dando vuelta desde hace un tiempo en mi cabeza. Y como todo, vuelvo a reconfirmar que la información es clave. Y no sólo la calidad de la información, sino como paso para el conocimiento real de la decisión a tomar. La cuñada de una amiga está haciendo sus prácticas de partera y me contaba cómo mamás profesionales han querido NO pagar los honorarios a la partera porque dijeron que no habían hecho nada. Pero yo pienso: cuánto mejor que NO hagan nada e intervengan innecesariamente. Pero el tema tiene unos cuantos grises. Si pago una medicina prepaga y voy a parir a una Institución, se supone que está todo cubierto. Sin embargo, no dejo de leer en distintos grupos de Facebook que los obstetras están pidiendo honorarios extras por sus servicios, que luego se ajustarán a los protocolos de las Instituciones y la promesa del respeto puede quedar volando por ahí. Si decido un parto en casa, lo que me vayan a cobrar tengo qué pautarlo desde antes y determinar qué incluirá y también pensar de antemano el plan B de ser necesario. Ahora, si contrato parteras u obstetras para buscar un parto en casa o respetado no implica que el parto sea según lo imaginaste. No se compra eso. Pero sí tendría que pagar los honorarios de quienes trabajaron y se comprometieron para acompañarme más allá de los resultados. Los aranceles que están manejando actualmente no los conozco en forma certera, pero van a variar dependiendo, por supuesto de cuánta gente conforme el equipo (parteras, obstetras, neonatólogos). Y quiénes integren ese equipo será en consecuencia de nuestros valores, creencias, miedos o recomendaciones. 

Así como me leen, para mi primer parto, desinformado, pagué la diferencia del plan de prepaga que me daba el trabajo por uno más alto para parir en la Maternidad Suizo Argentina y creo que era porque el resto de mi entorno paría ahí. Ni lo sé. Con Vicente arranqué igual, con el cambio de plan. Y luego hice el recorrido que me hizo llegar a Carlos Burgos y ese plan me permitía el reintegro de las visitas, pero no me cubría los honorarios del parto. Los honorarios de tener un obstetra y una partera eran altos en ese momento y no nos fue fácil juntar la plata pero lo hicimos, pensando que si era necesario un Plan B, el obstetra iba a hacer una cesárea respetada. Y qué decir, les puedo contar que Carlos Burgos sacó las fotos!! Jajaj y sí, no hizo nada más que eso, y Ale Mazzeo, la partera, me acompañó pero sin intervenciones. Y la verdad que ese “no hacer” me posibilitó a mí tener una experiencia inolvidable. Y decirnos, con mi compañero que bien valió lo que pagamos y lo volveríamos a hacer, aún teniendo que pedir plata prestada.

También puedo contarles que presentamos un pedido de reintegro por Defensa del Consumidor de honorarios de Parto a Osde (que tenía en ese momento) y después de un tiempo y por una mediación eso fue reintegrado. Pero por supuesto que cada uno sabe de sus posibilidades. Y también creo que si el dinero es un impedimento, también se puede conversar con quiénes elegimos parir. Siempre sabiendo que hay un trabajo por pagar. Y que sea respetado, natural, no significa que no tenga un valor de trabajo que pagar. Pero sí estoy convencida que ese “valor” dependerá de nuestros deseos, valores, información y camino recorrido. 

Beso de hermana a hermano

lunes, 16 de junio de 2014

Parir en Casa o en una Institución

Cuando parí a Luna hace seis años atrás en una Institución, ni siquiera se me cruzaba que había otras opciones. Y cuándo parí a Vicente hace 3 años atrás y supe que era posible, hermoso y amoroso parir en casa, realmente se abrió otro mundo para mí. Sin embargo, llegué a ese momento dejando abierta la puerta a lo que sucediese. Aún no estaba 100% segura que sería en casa.

A veces nos pasa que estamos casi 99 por ciento seguras de que queremos parir en casa pero algún factor se nos cuela para hacernos dudar. El miedo, la inseguridad, nuestr@ compañer@, nuestra historia. Qué harías? Cómo lo resolverías? 

Lo que me sucedió hace tres años atrás es que me involucré en un proceso dónde en 4 meses fui cambiando tanto tanto tanto que la opción de parir en casa, cuándo antes me parecía que le correspondía sólo a valientes mujeres "hippies"¿¿???, se me tornó viable. En ese proceso donde el ACE (Abordaje Corporal Emotivo-1-) y mis compañeras de grupo fueron el factor principal de habilitación de mi cambio, fui descubriendo con las cosas que tendría que lidiar. La principal a mi entender, tenía que ver con la estructura externa que necesitaba para sentirme segura. Esa estructura la conseguí siendo acompañada por un equipo con partera y médico. (Acá quiero hacer un pequeño paréntesis porque sé que muchas personas pueden pensar en el “gasto” o “inversión” que eso signifique pero sería para un post aparte. Mi aclaración es que no nos sobraba el dinero, pagábamos una obra social y tuvimos que pensar el tema del dinero). Confiando en ese equipo y con las ganas que yo tenía de atravesar el parto, me lancé a la experiencia dejando un par de puertas abiertas. A saber: mi lema era...quiero avanzar mucho en el trabajo de parto en casa. Si me es fácil sigo allí y si no vamos a la institución. Y por otro lado pensaba que si tenía que ser una cesárea, mejor que la hiciera un médico que consideraba el modo respetuoso de parir. Y sucedió que me fue fácil atravesarlo o atravesable, maravilloso. Valió la pena.

Ahora si hoy me preguntara si haría lo mismo, con toda la información que tengo más los relatos y experiencias que recabé, intentaría algo muy similar. No sé si necesito tanta estructura porque creció mucho mi estructura interna, pero sí sé que llegar a la Institución sería lo último y si es estrictamente necesario. Los protocolos a aplicar son nefastos y el poder que se adjudica a cada ser del engranaje médico es insoportable. Y el modo con el cual infantilizan y violentan a la mujer es espantoso. Entonces pienso: tenemos que hacer algo!!  Y acá dudo un poco entre el efecto del huevo y la gallina. Si dejamos de parir en instituciones esto irá in crescendo, si pujamos porque se respeten nuestros derechos y  porque se acepten y se apliquen los planes de parto en las instituciones me parece válido y me encanta. Pero una mujer pariendo no puede estar utilizando su energía para abrir los ojos al sistema, no. La adrenalina se apodera del cuerpo interviniendo en el proceso natural. Aún no tengo claro cuál es el camino. Me gusta el plan intermedio que propone el PSI (Parto Sin Intervención -2-) del Austral pero no es accesible para todo el mundo por dinero y ubicación geográfica.

Estamos siendo parte de una generación que se está moviendo. No lo desestimemos a eso. Sigamos así  preguntándonos, animándonos, informándonos. Gotita a gotita de información. El entusiasmo contagia. A mí me pasó y por eso todas las semanas comparto con el ciberespacio un poquito...alguien se contagiará, alguien se preguntará y alguien cambiará su destino.

Con Ale Mazzeo revisando a Vicente en sus primeras horas de nacido EN CASA




(1)http://www.partolibre.com.ar/
(2)http://www.hospitalaustral.edu.ar/pssi.asp

martes, 10 de junio de 2014

El amor al bebé

Buscando nombre para el blog, pidiendo ayuda a amigas, tratando de transmitir el poder de la información en el embarazo y el parto y tratando de no quedarme encasillada, el blog se encontró con el nombre Saber, parir, amar que hoy conocen. En principio porque el SABER me indica que la información es clave. Y tener varias posturas de un tema y que esas posturas nos hagan pensar nos servirá para tomar decisiones. Y esas decisiones no nos servirán sólo para PARIR, sino también para CRIAR. Y el CRIAR no es lo mismo hacerlo operativamente que con AMOR.

Y acá seguramente a nadie se le ocurrirá imaginar que se puede criar sin amor. Es como que en nuestra cabecita de seres maternales ni lo pensamos. Pero qué nos garantiza que al nacer nuestro bebé vamos a amarlo en el primer instante. Y después de ese instante. Y cuando llore toda la noche y todo el día, y cuando haga berrinches y cuando no responda a lo que esperamos. Por supuesto que parece una locura lo que estoy diciendo, pero no lo es.

Alguna vez entendí, después de leer varios libros de Laura Gutman (www.lauragutman.com.ar) y de pasar por mis propios procesos de indagación, qué la convivencia de múltiples necesidades es muy difícil. Y en la lucha de las necesidades que priman (la mía y la de mi hijo), quién va a ganar? Seguramente la necesidad del más fuerte. Y si gana la del menor, tendríamos que ver con qué costo, no?

Pero voy a hablar de mí, cada cual hará con su amor y sus necesidades lo que le plazca. A mí me costó muchísimo, aún habiendo forzado el estar con mi bebé full time. Creyendo que sabía de sus necesidades, que me conectaba profundamente y pensando que sabía lo que me estaba pidiendo Luna. Le di 7 meses de mí tomando una licencia extendida. Le di un año y medio de teta para ella sola aún comenzando a trabajar. Le di wawita, upa, besos y abrazos, pero era eso? realmente eso lo que ella quería? Le armé un combo de niñera y guardería cara para volver a trabajar y me justifiqué de miles maneras. A la distancia pude ver mi distancia.

Cuando pude contactar con mi infancia y pude reconocer la realidad de lo que allí sucedió y no sólo de lo que fue dicho, pude darme cuenta de cuál era la necesidad que yo estaba llorando con ella. Y cuándo empecé la Escuela de Formación con Laura Gutman y me choqué con historias y más historias de desamparo y violencia de las infancias colectivas pude entender más. Cómo estamos todos intentando ser adultos desde el lugar que venimos, con nuestras carencias, con nuestras necesidades. Qué difícil, no?

Pero también todo este proceso hace que quiera cambiar la historia. Sí, soy un tanto utópica. Pero por lo menos quiero cambiar “mi historia”. Lo que construyo con mis hijos. Quiero que mis hijos sean escuchados, amados, acompañados, comprendidos, mirados de verdad. Si me cuesta? Sí, horrores. Es un trabajo intenso. Además es conmigo, con ellos y con mi compañero a quién tengo que explicarle el por qué de algunas cuestiones. Sí voy viendo resultados? Sí, varios y voy también cambiando todo el tiempo.

No sé si seré muy clara. A veces me confundo un poco. Igual tengo la sensación que esta generación se está cuestionando mucho más todo....ojalá...Pero tengamos más paciencia y tengámonos más paciencia.


Sé que es un tema largo, intenso y que invita al debate. Yo sólo quiero decirles, según mi experiencia, que se necesita a veces de cierta información y acompañamiento. Amar altruistamente es re díficil. Pensar en dar y dar todo para un otro recibiendo poco suele ser muy duro. El bebé necesita calor, teta, mamá, upa y mucho cuerpo. Sin cansancio. Sin tomarnos el tiempo. Sin  conciencia.  Y nosotros? Jajaja seguramente estemos necesitando eso mismo...y nuestro bebé lo sienta.
Luna y Vicente (6 y 3)

Luna y Vicente (3 y 0)

lunes, 2 de junio de 2014

Cómo moverme desde el dolor al placer en el trabajo de parto

En uno de mis primeros posts me refería al dolor del parto, y a cómo los había vivido en mis dos experiencias (http://saberpariramar.blogspot.com.ar/2014/02/el-primer-miedo-el-dolor-del-parto.html) pero me gustaría compartir con ustedes algunas cositas para tener en cuenta a la hora de pensar el dolor desde otro lugar. Existe un modo para pasar del dolor al placer? Es posible? Qué trucos tener en cuenta para un trabajo de parto y parto placentero?

Es importante entender que cuando comenzaron los partos en las instituciones, si bien se empezaron a salvar muchas vidas, las mujeres perdimos el conocimiento de nuestro cuerpo y nos entregamos al saber médicos. Y empezamos a parir solas en una camilla o mejor dicho con un equipo de personas que nos desconecta de nuestras sensaciones y nos dice cómo parir.

Igual, cada uno tiene la libertad de parir dónde le plazca, algunas mamás elegirán un parto en su casa, otras querrán hacer un trabajo de parto largo y llegar a la institución a punto de parir y otras irán frente al primer dolor a la Institución (lo que menos recomendaría). Aquí quería hablar de cómo pasar del dolor al placer durante el trabajo de parto. En parte tiene que ver con la información que nos da seguridad en las señales del cuerpo y confianza. Eso lo podemos construir realizando algún trabajo grupal durante el embarazo (yo realicé el Abordaje Corporal Emotivo con Raquel Schallman), practicando yoga; entendiendo la fisiología del parto y conociendo las hormonas que intervienen en el mismo (para esto recomiendo el libro El bebé es un mamífero de Michel Odent y Parto Orgásmico de Casilda Rodrigañez. Estar abierta a la idea de que el parto puede ser placentero, nos puede ayudar a experimentarlo de modo diferente.

Aquí voy a enumerar algunas recomendaciones de lo que a mí me sirvió para que todo sea un proceso natural. Voy a hablar del parto de Vicente (que fue en casa) porque con Luna como saben, llegué muy temprano a la Institución y de ahí en más fue hiper intervenido.

1.  Dejar que el trabajo de parto empiece naturalmente. Es importantísimo que las hormonas activen el nacimiento, porque es el bebé el que nos anuncia que está preparado para nacer. La inducción (al menos que haya una razón médica verdadera) puede llevarnos a una cesárea. Los dolores provocados por las hormonas naturales son atravesables.

2.  Movernos como querramos. Las contracciones naturales producidas por la oxitocina que libera nuestro cuerpo, aumentan la libertad de responder a ellas moviéndonos, cambiando posiciones o relajándonos en la bañadera. Elegí lo que necesites, no lo que te indiquen. A mi me sirvió estar un rato en la bañadera, dormir un poco, abrazar la pelota de esferodinamia.

3.  Amigarse con los miedos. El miedo hace que el trabajo de parto sea más largo porque al producir adrenalina y cortisol, las hormonas del stress actúan inhibiendo la producción de la oxitocina. Recomiendo pensar en los miedos, saber a qué le tememos, trabajar sobre ellos antes de llegar a este día. El día que llegó el parto de Vicente yo quería ATRAVESARLO y no pensar en nada más.

4. La música. Cantar, si te gusta, cambia el humor y nos alegra. Y si no te gusta cantar, escuchar la música favorita e inspiradora es una excelente opción para transitar las contracciones. Está bueno tener a mano tu lista de temas para escuchar o cantar. Yo puse la computadora con mis cds favoritos, recuerdo pariendo a Vicente mientras sonaba Sinnead O Connor y Lenny Kravitz. Un placer.

5. Bailar. Dicen por ahí que la danza del vientre es la ideal.  Creo que mover el cuerpo al ritmo de la música (sea cual fuere) es buenísimo. Yo me ayudé con la pelota de esferodinamia y balanceando las caderas suavemente. Y confieso que fue el mejor modo de atravesar las últimas contracciones.

6.  El ambiente que creamos. Si buscamos un rinconcito donde nos sentimos a salvo y seguros, donde la temperatura es cálida, donde la luz no nos enceguece, donde tenemos almohadones, colchón y mantas, qué más podemos esperar? Yo elegí mi habitación, con un velador de luz rojiza, una pelota de esferodinamia, un almohadón de amamantar y el colchón. Y fue mi lugar ideal y de privacidad.

7.  Contención constante. La que quieras elegir. Tu pareja, una doula, una partera, lo que necesites según tu elección de parto. Ideal que sea segur@, silencios@, que no se estrese, que no tenga miedos, que no nos haga dudar ni un instante. Para mi parto en casa, yo elegí la partera como contención. El obstetra en el living por si las moscas y mi pareja atendiendo los asuntos operativos.

 


Con estos secretitos tuve el mejor trabajo de parto y parto esperado. Tenía plan B, no esperaba que fuera de un único modo. Me entregué a atravesarlo y salió buenísimo!!!