lunes, 31 de marzo de 2014

Las prácticas de rutina en el bebé

En mi primer embarazo (hace ya casi 7 años atrás) y atravesando el camino convencional de lo que “se debe hacer” hice el curso de preparto. No fui a todas las reuniones (no me acuerdo por recomendación de quién), pero por ejemplo en vez de la charla de lactancia fui a grupos de La Liga de la Leche que super recomiendo (http://www.ligadelaleche.org.ar/). Sí asistí a la clase de respiración que me parecía clave porque me iban a enseñar cómo respirar (hoy me causa gracia, todos sabemos respirar!!) y asistí a la charla que daba el neonatólogo, que también creía que era  de las más importantes, porque tenía que ver con la salud de esa pequeña que iba a nacer y con estar tranquila que iba a ser asistida por un gran equipo si algo pasaba. También me darían grandes recomendaciones acerca de cómo elegir un pediatra y me explicarían qué es todo lo que le hacen al bebé para su bienestar una vez que nace.

Por supuesto que todo lo que decían era incuestionable para Ignacio y para mí y jamás se nos ocurrió preguntarnos si al bebé le iba a doler un pinchancito para una vacuna o no. No se nos ocurrió tampoco imaginarnos lo que podría ser para un bebé recién nacido que le pongan una sonda anal y una nasogástrica por rutina y para evitar cualquier ahogo. Ay ay ay … hoy me doy cuenta la gran desconexión que tenía en aquel entonces…

Así que Luna nació, llorando a gritos me la acercaron dos minutos para que la mire, la bese y se la llevaron con el papá para que observe todo lo que venía después. Con un pobre papá primerizo que tiene que demostrar su hombría frente a tanta intervención y hacer oídos sordos a lo que digan. Ignacio recuerda que primero la estiran y la miden, luego le ponen tinta en el piecito para marcar su huella en un papel, luego le insertan una sonda por el ano, le ponen con una jeringa una vitamina pinchando su muslo, le toman la temperatura y ohhh! Está baja!! Y qué hacen? La ponen en una bandejita bajo una lámpara que le daría calor (y todos miran si sube o no la temperatura). Obsérvese que "todos miran"!!!
Para recuperar la temperatura, hoy lo sé, basta con acercar al bebé al cuerpo de su madre. Pero en una institución, entre caras asustadas y movimientos rápidos, ponen al bebé solito bajo una lámpara mientras escriben los datos de las prácticas protocolares. Prácticas que en aquel momento no registré y que no recordaba (parece que los seres humanos las cosas feas y dolorosas las borramos de nuestra conciencia).

Mientras esto sucedía yo esperaba en un pasillo solita. Cuando llegan papá e hija (ella toda envueltita apretadida) y él me dice: ponela ya contra tu cuerpo y dale calor que después te cuento que pasó.

Con Vicente ya elegí otro camino desde el vamos y mientras insistía que quería ir a parir a una institución, buscaba cuáles eran las que podía firmar que a mi bebé lo quería conmigo y que iba a evaluar que prácticas podrían hacerle. Después tomé otro camino y Vicente nació en casa y todo lo que le fue realizado fue: abrazos, un poco de limpieza con una toalla calentita que habíamos preparado, fue pesado en una bolsita de tela que colgaba de una balanza… bue…nada más. Sólo un estornudo bastó para limpiar sus fosas nasales.

Al día siguiente una pediatra conocida vino a revisarlo un poco más en profundidad y sí nos recomendó realizar el FEI (1) que sí requiere un pinchacito en el pie y lo hicimos en una institución (después me enteré que había una médica que lo hacía amorosamente en domicilio).
También hablando con Raquel Schallman por teléfono me recomendó ponerlo un poquito al sol.

Quiero dar un cierre a este post y pienso que más que cierre vale una aclaración: aquí estoy contando mis experiencias. Para que nos informemos, para que cuestionemos, para que preguntemos. No es mi intención hacer una comparación para elegir una por sobre la otra, sino saber cuáles son las posibilidades que tenemos y cuáles tienen que ver con nuestras creencias y nuestro sentir.

Y cuál fue tu experiencia? Y qué sentiste con respecto a tu vivencia?

Luna a horas de nacida (ahora veo la bandita en su mano y no recuerdo a qué se debía eso!!)

Vicente a un día de nacido al ser revisado



(1)    http://bebesencamino.com/articles/screening-en-recien-nacidos-que-es-el-f-e-i

martes, 25 de marzo de 2014

La epidural o anestesia peridural

Hace ya casi 6 años, entraba en la Maternidad Suizo Argentina con intensos dolores en la zona lumbar y sabiendo que faltaba poco para que naciera Luna. Después del encuentro con la partera. Después de que mandara a vestir para ingresar a la sala de partos, vino un Señor Anestesista (no recuerdo el nombre, no lo conocía) y me hizo poner en posición fetal para ponerme la famosa anestesia peridural o epidural (1). Esa anestesia que me quitaría el dolor de las contracciones y que me permitiría (según había escuchado en el curso de preparto) sentir cuándo tenía que pujar y demás.

Primero sentí un frío intenso, supongo hoy que era el pinchazo de la anestesia previa para que no duela la anestesia peridural. Luego pensaba y si en medio de la contracción me muevo y me la coloca en otro lado?? Y entre miedos, ansiedades y demás, dijo: listo, ya está. Y se me desdibujan un poco esos recuerdos. Y estoy acostada en la camilla, con las piernas flexionadas sobre la camilla y siento que me agarra una somnolencia. Y entre tanta lectura de primeriza pensé que era esa desconexión del neocortex lo que me estaba pasando porque estaba por nacer Luna. Pero no. Supe después que la anestesia puede producir somnolencia y aletargamiento. También puede provocarle eso al bebé. Qué ilusa yo.

Algo real sucedió, los dolores de las contracciones se alejaron, pero no tenía idea de cuándo pujar… me lo tenía que indicar la partera. No sentía ni siquiera presión. Igual pujé y la cabecita de Luna apareció y nació y me la mostraron y se la llevaron. Cuando pasó eso el obstetra se quedó trabajando, sacando placenta, cosiendo episiotomía (ahí recuerdo que me dolió y administraron un poco más). Cuando se fueron médicos, enfermeras, camilleros y demás después del clásico: muy buen trabajo mamita! Y me quedé sola en el pasillo esperando a Ignacio con Luna empecé a tener chuchos de frío y a temblar. Fea sensación. Muy fea. Y más tarde tuve que tener mucho cuidado de levantarme e ir al baño y necesité que me acompañaran hasta que mis piernas recobraran fuerzas.
Pero el parto no dolió. Ja.
Tres años más tardes, cuando inició el recorrido que me llevaría a parir a Vicente a casa, en mi primer visita a Raquel Schallman le dijo: yo quiero todo un trabajo de parto largo en casa, pero quiero parir en institución y con anestesia. Sí, sí, esta bloguera dictaminó eso.

Seguí mi camino y pensaba: existirá la posibilidad de tener anestesia en domicilio por ejemplo? Por si uno no se aguanta el dolor?

Leí, me informé, escuché y un día me pareció que esa anestesia “salva dolores fuertísimos” era un arma de doble filo. Y podía dañar al bebé. Y podía hacer que no sintiera el proceso de parir. Y a esa altura, eso ya no me gustaba. Quería sentir. Sí, sí, quería experimentar parir sintiendo cada momento y además: cuánto podría durar ese dolor? No más que hasta que naciera mi bebé.
Y así fue, y Vicente nació sin que me hayan puesto anestesia. Y no me dormí. Y mi cuerpo sintió ese pasaje de mi hijo llegando al mundo. Sentí que me desarmaba pero amaba esa sensación. Y tal vez me colgué en algún momento. Se liberó mi parte racional, pero no me dormí. Y luego no temblé de frío. Y antes no morí de dolor. Y no fue necesario. Sólo estuve extasiada de amor.
Esta es mi experiencia. Siempre hay muchas más, como personas y partos existan. Hay que saber que la anestesia la ponen como parte del protocolo luego de administrar oxitocina sintética. Las contracciones provocadas con la oxitocina sintética son muuuuuy dolorosas y sin anestesia a veces no se soportan. Y estresan a la mamá y el bebé. Por eso informarnos es clave y necesario.
Qué experiencia tuviste? Con o sin anestesia?

Con Luna en sus primeros días

Con Vicente en sus primeros días



(1)    La epidural o anestesia peridural es la introducción de anestésico local en el canal medular,  bloqueando así, las terminaciones nerviosas en su salida de la médula.   Ha creado toda una revolución en la atención del parto marcando un antes y un después en la historia de la obstetricia ya que permite mantener consciente en todo momento a la mamá a la vez que bloquea la sensación de dolor en la parte inferior del cuerpo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Parto Vaginal Después de Cesárea o PVDC

Hace rato que quiero escribir acerca del PVDC o Parto Vaginal Después de Cesárea. Es un tema que me apasiona mucho porque resume claramente cómo con confianza e información se puede parir independientemente de cómo haya resultado el anterior nacimiento. Entonces reafirma la individualidad y el carácter de único de cada embarazo, trabajo de parto y parto.
Es verdad que yo no lo viví. No tengo experiencia directa de haber experimentado un PVDC. Pero sí, en mi grupo de Abordaje Corporal Emotivo (ACE. Grupo de embarazo que dicta Raquel Schallman) hubieron compañeras que lo vivieron. Y después de esas experiencias, y de haber vivido mi experiencia de parto en casa y de haber aprendido que podía intentarse un parto vaginal luego de haber tenido una cesárea, pensé que podía alentar a algunas mujeres que no sabían que era posible o que tenían muchos miedos infundandos. Y así fue como averigüé un poco más qué cosas podían y no suceder, cuáles eran los mitos, las verdades.

Lo principal que hay que tener en cuenta es que un obstetra que cree que no es posible parir vaginal después de cesárea, no va a facilitar la tarea. Cuando en la consulta médica dice que un 15% de las veces puede ocurrir, deberíamos cambiar.

Después empezar a saber que una cesárea previa no es indicación de otra cesárea.

Uno de los principales miedos que inculcan los obstetras que no acompañan un PVDC es que la cicatriz de la primera cesárea va a ceder con las contracciones. Quién se animaría a probar si nos dicen esto?. En el libro “La Cesárea” de Michel Odent está claramente explicado cómo cambiaron las incisiones de la cesárea de verticales a transversales y lo difícil es que esto ocurra siempre y cuando NO se utilice oxitocina sintética. Y este, es para mí, el punto más importante. La utilización de la oxitocina sintética y otras intervenciones son las causas que pueden complicar un PVDC. Por eso es también mucho más común escuchar de PVDC en hogares y no tanto en instituciones. Pero, por supuesto que con trabajo y algunos trucos, tener un PVDC en la institución no es imposible.

Una amiga, que se embarazó un año después de su primer cesárea, y a quién acompañé brindándole información y estimulando sus ganas de “parir”, fue con el obstetra Beccar Varela, hizo el ACE con Raquel Schallman y para el trabajo de parto, fue acompañada por Alejandra Mazzeo (le facilité el contacto que era a quién conocía) y llegó al Austral (no era dentro del programa PSI – parto sin intervenciones) y parió vaginal con una sonrisa de oreja a oreja. Acá derribamos el mito del tiempo que debe pasar después de una cesárea para parir.

Una prima, que sabía de mi interés por el parto respetado, vino en busca de información. Ella no se animaba a parir en su casa, pero estaba tan convencida de que quería intentar un PVDC que encontró una partera del equipo de su obstetra (de la Fundación Hospitalaria) que la respetara en sus decisiones. Y el día del parto, llegó bastante tarde (quiero decir con trabajo de parto avanzado) y su niño nació vaginalmente. Creo que a ella le llegaron a poner peridural.

Y una compañera de curso de la escuela de Laura Gutman también. Fue haciendo su proceso y trabajó con su marido y llegó bien tarde a la Institución y en la Maternidad Suizo Argentina (esto de verdad es insólito), logró su PVDC (el obstetra era Goñi). De hecho me contó que la gente de la Suizo iba sorprendida a constatar que había sido un PVDC.

Por supuesto que hay embarazos que presentan riesgos, o mamás que por una razón u otra no podrían intentar el PVDC y otras que no quieren. Pero otras mamás, sólo por no saber que es posible, no tienen su oportunidad.

También hay algunas mamás que luchan fervientemente por tener su PVDC y a veces, por distintas circunstancias, se complica en el camino y se sienten muy defraudadas. En este punto creo que podemos iniciar el viaje pero abiertas a lo que ocurre en el camino. Saber que se puede realizar un trabajo de parto con una cesárea previa, saber que se puede parir vaginal después de una cesárea sólo que sin el estímulo de la oxitocina sintética, pero saber también, que si no ocurre, y la naturaleza no lo permite por alguna razón, forzar un resultado puede ser nocivo.

También creo, que al iniciar este camino de intentar un PVDC, es muy interesante concurrir a grupos donde sigamos informándonos, compartiendo miedos, obteniendo aliento extra. Escuchar otras voces. Para eso voy a dejarles datos de grupos que se arman de embarazadas muy piolas.(1)

Seguro que vos sabés de otros y se pueden agregar y seguro que habrá experiencias para contar. Todas son bienvenidas.


Y las invito a ver este videíto que justo ayer subieron en Facebook compilando historias de PVDC (tienen que pegar este link en el navegador)

https://www.facebook.com/photo.php?v=417153365088674&set=vb.100003820428793&type=2&theater



(1)
ACE – Abordaje Corporal Emotivo (Raquel Schallman) http://www.partolibre.com.ar/ 
Gestando Criando - http://gestandocriando.blogspot.com.ar/
Melina Bronfman - http://www.eutonista.com.ar/
Y pueden encontrar más en Facebook en listado de grupos de crianza y embarazadas de la argentina.

https://www.facebook.com/pages/Listado-de-Grupos-de-Crianza-y-de-Embarazadas-de-Argentina/441198812623627



lunes, 10 de marzo de 2014

El sostén. El acompañamiento. La relación con el equipo médico.

Hace unas semanas, me hicieron una entrevista para una tesis que está preparando una estudiante de Ciencias de la Comunicación en relación con Parto en institución vs. Parto en casa. Por supuesto que recorrí con ella nuevamente mis experiencias y me cuestioné una y otra vez algunos puntos. Una de las preguntas era acerca si me sentía segura, acompañada, sostenida con el equipo que había estado conmigo en ambos casos. Y tuve que pensar un rato y de nuevo me doy cuenta cuánto he cambiado yo.

En mi parto en la Institución, en ese momento, pensaba que todo lo me dijeran que tenía que hacer era incuestionable y que el poder estaba en esos médicos, parteras, enfermeros, anestesistas que me presentaban en ese momento, a punto de parir. A ver, la partera la vi una vez en una charla que dio en los cursos convencionales de preparto. Sabía mi nombre porque se lo repetí por teléfono cuando acordamos encontrarnos en la clínica. A las enfermeras que me decían “mamita” nunca las había visto en mi vida, al anestesiólogo me lo presentaron cuando estaba cubierta por la bata ridícula que te dan y tratando de no moverme cuando me ponía la anestesia. Y el obstetra, ese señor que me controló peso, presión y exámenes una vez por mes y que me dedicaba 15 minutos, lo vi cuando Luna estaba coronando. Por supuesto que no me sentí acompañada, sostenida. De hecho, después de parir quedé toda envueltita en una camilla en un pasillo hasta que llegó Ignacio con Luna bebé. Tal vez haya sentido un poco de seguridad porque estaba rodeada de gente que se suponía sabía más que yo. Ay ay ay…(agradezco esta experiencia porque me llevó a la otra, pero recordarla duele a veces).

Con el equipo que elegí para parir respetando mis tiempos (y no digo en casa porque no fue pensado así desde un primer momento), los encuentros eran diferentes. Con el médico obstetra que fue Carlos Burgo, las consultas duraban hora y media. Y no eran acerca del embarazo solamente, también hablábamos de mi vida, de quién era, de mis miedos, de mis expectativas, de mis deseos. Con Alejandra Mazzeo, la partera, fue igual. Encuentros donde hablábamos de todo un poco. Pero yo sentí que ella me entendía y más el día del trabajo de parto y del nacimiento, donde respetó cada tiempo y movimiento. Sin intervenciones innecesarias. En silencio. Resguardando la intimidad. Carlos Burgo ni apareció, estuvo ahí en el living y se asomó a sacar las fotos que registraron maravilloso momento.

Mi marido también fue mi sostén en ambos casos, pero los dos para la segunda experiencia habíamos crecido. Con Luna Ignacio acompañó mis deseos y también un poco temeroso y sin información seguía las indicaciones. En el recorrido que hicimos con Vicente, su acompañamiento fue más allá. Siempre supe que en su silencio, él quería que tuviera ese parto. Entonces en casa colaboró y acompañó muy activamente con otras cuestiones (poner musiquita, ubicar a Luna con niñera, bajar la luz) pero sin intervenir en mí proceso.
Y luego hay un sostén más general, que tiene que ver con el entorno, que CREE o NO CREE que uno puede parir en libertad, y proyecta sus propios miedos. Por eso creo que a los de afuera, que nos quieren mucho, debemos escucharlos a medias, y no darles todaaaa la información de todo.

Históricamente, las mujeres parían acompañadas de otras mujeres, o de sus madres. Así de simple y fácil. Hoy nuestra sociedad es diferente y constituimos diferentes sostenes. Existen las doulas que podrían ocupar este lugar. El problema es que en los equipos médicos convencionales, no permiten el ingreso de alguien que no sea familiar y hasta suele resultarles ridículo. Igual recomiendo no bajar los brazos y trazar el camino que mejor le cierre a cada una.

Si es el compañer@, si es la parter@, si es la doula, la madre o quién sea. Pero es importantísimo armarse una red de sostén que acompañe el proceso con amor.


Quién te acompañó a vos? Cómo te sentiste? 

Con Ignacio y Luna

Con Carlos, Alejandra, Ignacio y Vicente

martes, 4 de marzo de 2014

El peso durante el embarazo

Cuando nos embarazamos vamos a compartir el envase con un nuevo ser. Y ese ser tomará de nosotros un montón de cosas para nutrirse y crecer y pasar de ser un ínfimo feto a un bebé de entre 3 y 4 kilos.
Entonces la transformación es gigante, principalmente la transformación física. Y depende de cuánto a uno le importe cuidar su cuerpo o no, y cómo nos afecta cambiar la forma y qué obstetra nos toque, esto tendrá un “peso” importante en el transcurrir del embarazo.

En mi primer embarazo, estaba tan contenta y felíz con haberlo logrado (buscamos mucho tiempo y sucedió por una inseminación mínimamente invasiva) y tenía tanto miedo de que algo pudiera pasarle que automáticamente dejé de hacer gimnasia loca, pasé a la caminata y empecé yoga para embarazadas. Compré semillas y empecé a comer de verdad (antes vivía a dieta y comiendo poquísimas cantidades). Así que en el primer trimestre me clavé 5 kg. Qué horror cuando me subí a la balanza! Y además no tenía, obvio, nada de panza de bebé, sí de hidratos.  Así que en unas de las primeras visitas al obstetra salí llorando por lo que había aumentado! Y como venía de historias de tantas dietas, en las siguientes visitas le pedía que no me pese. Y me subía a la balanza mirando hacia el frente. Igual me decía que no era conveniente engordar tanto y me mandaba a nutricionista. Horrible!! La pasé tan mal vigilando la comida y pesándome. La verdad es que ahora me pregunto: cuál es el sentido de torturarnos con la balanza cuando una asume tener problemas con eso? Convengamos que no soy obesa y estoy dentro de los parámetros normales de índice de masa corporal. Pero en un primer embarazo, mientras el bebé crece, no se asoma la panza, y hasta inicios del 5mes. es probable que nos veamos gordas y no embarazadas y la verdad que hay montones de mitos como el comer por dos que no tienen ningún asidero. Yo envidiaba a las que tenían vómitos y bajaban de peso en el primer trimestre. Nunca me pasó.

Así que traté durante los meses restantes, de caminar una hora y cuarto por día (siempre que pudiera), agregué natación, mucho vegetal y pongamos que aumenté unos 14-15 kg. No lo sé muy bien porque me pesaba poco pero me controlaba mucho.

En mi segundo embarazo, venía haciendo spinning en el gimnasio y seguí informándome hasta dónde aumentar las pulsaciones sin dañar al bebé. Pero la 1er obstetra convencional dijo que mi bebé estaba creciendo poco (en la 2 eco pasando al segundo trimestre) y me mandó reposo.  Cómo le hice casooo??!! Mientras tanto buscaba la historia clínica de Luna para mostrarle que mis bebés no eran grandes (se ve que no me convencía). También me hice la prueba de glucosa y oooops! Me dio diabetes gestacional! Miedo, horror! Ahí fue cuando hizo click algo en mí y tomé otro camino. Sí tomé medidas en cuanto a la diabetes gestacional, hice dieta y me medí diariamente la glucosa, sólo para probar que es una mentira ese estudio si no sos obesa y si no tenés antecedentes! ¡ Creo que ese diagnóstico  fue lo mejor que me pasó porque me puso en contacto con Michel Odent y con el grupo de Raquel Schallmann y me mostró que la embarazada no es una enferma y que no debiera tratarse como tal. Somos seres que llevamos otros seres adentro!
También me sirvió como excusa para hacer una dieta y ejercicio (seguí haciendo spinning hasta parir) diariamente para mantener ok mis niveles de glucosa. Esto me permitió vivir por un lado un embarazo con un cuerpo que me gustaba más, dejé que las hormonas se apoderaran de mí sexualmente y pude sentirme atractiva,  pero en algunos momentos me ponía en lugar de “pobrecita yo que no puedo comer dulces” y hacía un poco de berrinche.

Pero qué quiero contarles con esto: por un lado, que la embarazada no es una enferma. Y por lo tanto, el control exhaustivo sobre un cuerpo sano que lleva un bebé es demasiado. Por ahí deberíamos faltar más a la visita al obstetra…pero con el miedo que nos inculcan!! Ideal es informarse sobre cuán necesarios son ciertos estudios si no tenemos antecedentes – como el de la glucosa. Y por otro lado que no debemos comer x 2. Que el cuerpo también nos pide lo que necesita y que escuchemos más el requerimiento de nuestro cuerpo. Siempre comer sano suma puntos en cualquier situación. Y si tenemos problemas y miedos a la transformación de nuestra imagen, sumarnos a grupos de embarazadas donde podamos compartir nuestros miedos y temores, puede ser una interesante solución.

Cuál es tu experiencia?


(Abajo dejo una foto que encontré en Internet muy gráfica acerca del peso de los fluidos, sangre y demás que se modifican en el embarazo.)


Crecimiento panza con Luna desde 5to mes

Panza con Vicente a días de nacer