lunes, 24 de febrero de 2014

La fecha probable de parto

“El nacimiento es uno de los más significativos momentos de la vida. Si vamos a honrar la parte que le corresponde al bebé en el trabajo de parto y nacimiento esto incluiría permitirle elegir su momento de nacer y desprenderse de la necesidad de controlar el entorno durante el nacimiento …”. (1)

Esto forma parte de un hermoso párrafo que me “robé” de un libro que me prestó mi amiga Selva para “inspirarme” y me dio el puntapié para hablar de la fecha probable de parto. Y para hacernos pensar si nuestro bebé nacerá cuando él lo decida o cuándo lo decida el médico.

Yo sé que hay varias instancias a tener en cuenta y muchas excepciones. Pero les contaré mi experiencia y de partos que no conllevan ningún riesgo.

La FPP (fecha probable de parto) es la fecha probable en que se espera que nazca nuestro bebé y responde a 40 semanas desde la última menstruación. La mayoría de nosotras parimos entre la semana 38 y la 42. Pero es taaaan variable! Estuve preguntando entre amigas y conocidas y en el grupo maravilloso Para saber con quién parimos y me encontré con bebés que nacieron naturalmente en la semana 37 como en la 44! Sí!! Hasta ahora solo había escuchado a Laura Gutman contar que Maiara había nacido pasando la 43 (con Michel Odent mirando si no se oscurecía el líquido amniótico).(2)

Por eso es importante  saber que cada mujer es única al igual que cada embarazo y no podemos aferrarnos a la FPP ni pensar que nuestro bebé sí o sí tiene que nacer a las 40 semanas.

Ahora bien. Sabemos la FPP y estamos por parir y nos ponemos ansiosas, y ni hablar de cuando es el primer bebé. Y no sabemos nada de nada. Y viene alguien y nos dice que si sos primeriza se adelanta o se atrasa, y que si se pasa puede pasar tal cosa, o tal otra y nos llenan de miedo e incertidumbre y  si se cumple la semana  40 y ni noticias de alguna movida, chan. Y los médicos en vez de acompañarnos, nos aterran!
Con mi primer embarazo, la FPP era el 7 de abril, que las ecografías después cambiaron de sobremanera. Y yo estaba ansiosa. Muy. Y leía todo. Y hacía nuevas cuentas. Y además, trabajaba en relación de dependencia y quería una licencia más larga para estar con el bebé, entonces modificás el certificado y empezás a hacer nuevos cálculos. En fin. En la semana 39.3 o 39.4 de la contabilidad bastante exacta porque Luna fue concebida por una inseminación artificial mínimamente invasiva, empezó mi dolorcito en la zona lumbar y las contracciones. Y como primeriza desinformada que era, me fui después de 3 horas de contracciones leves al Sanatorio jajajja. Ahora me río. Pero cuánto faltaba!!!. Eran las 3-4 am y Luna nació 5.50 am. Un despropósito.  Pero lo puedo pensar ahora y tomarlo con humor porque me pude tomar revancha.

En mi segundo embarazo, quería experimentar, esperar, sentir, atravesar. Igual estaba ansiosa. Pero como fue todo más movido y cambiante, hasta su concepción (que nos sorprendió) , no sabía a ciencia cierta la FPP real. La del primer cálculo fue 30 de abril. Pero mi mente (aún no sé por qué) estaba convencida que sería en Mayo (además para no cagarle el mes a Luna!). En fin, trabajé hasta el 26 y el 27 a la noche empezó a abrir su camino Vicente, naciendo el 28 de abril a las 8.50 am.

Y ahí ya sabía, porque había leído los libros de Michel Odent(3) –principalmente El bebé es un mamífero y Nacimiento Renacido- que existe la OXITOCINA,  la Hormona del Amor. Esta hormona que segrega nuestro cerebro y libera nuestra hipófisis, está presente durante el acto sexual y en el orgasmo y se libera antes y después de la tetada, es la que actúa para facilitar las contracciones del parto (de hecho, se administra artificialmente cuando se “induce” un parto). Y aquí quería llegar, para decir que esperemos, que el feto va a liberar esa hormona cuando esté listo para que comiencen las contracciones.
No nos apuremos. Existen controles que se pueden realizar cuando pasó la fecha y se teme por la salud del bebé. Se escuchan los latidos, se hace un doppler, pero si no confiamos en nuestro cuerpo, en esa sabiduría ancestral, estamos muy expuestos a que los bebés sean sacados a los apurones.
Juguemos a olvidarnos por un momento de la FPP. Cuando nos pregunten inventemos, digamos otra para que todo el entorno no nos llene de ansiedad. No sé. Si me volviera a pasar, me divertiría más con esto!!

Nos querés contar si esperaste a tu bebé?

Luna día 2 desde el nacimiento

Vicente a horas de nacer acompañando el almuerzo de Luna


(1) The Mama Bamba Way by Robin Sheldon – www.mamabamba.co.za
(2)    De los 129 nacimientos que compartieron conmigo: 1 fue entre la semana 36-37
5 nacieron entre la 37-38
26 entre la 39-40
39 entre la 40-41
31 entre la 41-42
9 entre 42-43
1 en la 44

(3)    Michel Odent - http://www.wombecology.com/

viernes, 14 de febrero de 2014

La episiotomía. Ese tajito no tan inocente.

Cuando estamos embarazadas no se nos ocurre pensar que la Madre Naturaleza pondrá dentro de nuestro cuerpo un bebé que no podamos parir. Pero algunos médicos y algunos de los que hacen ecografías se encargan de decir que “el bebé es muy grande”, “tu pelvis es muy chica” y otras cosas más. Pero bien, eso antes de parir.

Ahora, en el momento de estar pariendo, muchos realizan una Episiotomía de rutina porque sí. A mí me pasó.

La episiotomía es un procedimiento quirúrgico que comprende el corte del perineo (piel y músculos entre la vagina y el ano) durante el trabajo de parto para agrandar el canal vaginal. Este procedimiento se realiza con tijeras o con un bisturí y requiere sutura después.

La episiotomía deja una herida en una parte muy delicada del cuerpo y se considera una mutilación cuando es innecesaria (a veces el bebé tiene que nacer YA y ahí sí, claro, es bienvenida). Pero si no, te cortan ahí!!
Duele, molesta. Durante los primeros días tras el parto nos dificulta sentarnos (tenía que poner el almohadón de amamantar debajo de la cola), cuando vamos al baño debemos cuidar la herida (secador y Pervinox en mano),  y por lo tanto, muy incómoda para atender adecuadamente a nuestro bebé recién nacido. Al estar cerca de la vejiga y el ano puede ocurrir que se infecte, y en ocasiones los puntos se sueltan, complicándose la cicatrización de la herida. (confieso que a una amiga esto la tuvo a maltraer) y ni que hablar del inicio de las relaciones sexuales!! Horrible!! Dolor, molestia, un empezar de cero.

Es una intervención que no debería ser realizada a la ligera, sino únicamente cuando sea necesaria y previo consentimiento informado de la mujer. En mi primer parto jamás me ocurrió (que me informaran, digo). Y encima no tengo idea de por qué la practicaron. Bah! Sí! Por rutina. Luna nació tan chiquitita, con 2.600 kg. Se imaginan que no era por su tamaño que la hicieron!!

En mi segundo parto, la posición era otra. No estuve acostada. Y sólo la rapidez de la expulsión provocó un “desgarro”. Ese desgarro se solucionó con unos puntitos que nunca sentí y de los cuales me olvidé al poner a Vicente a la teta. Me senté como quise, fui al baño sin pervinox ni secador e inicié mi vida sexual sin complicaciones. Así de simple.

Investigué un poco más (1) y resulta que el principal argumento que apoya el uso de la episiotomía es que «previene desgarros». Pero claro, desgarros provocado

s por la posición tumbada, la dilatación forzada químicamente con oxitocina sintética, los pujos dirigidos, la maniobra de Kristeller(2) y sobre todo, la propia episiotomía.

Sabiendo que en un mundo ideal sería muy interesante parir sin cortes innecesarios, mi amiga Violeta me dijo: Caro debo decirte que entre un corte innecesario en el vientre y uno en mis genitales, prefiero el del vientre… qué pensás vos? Qué experiencia tuviste?


Mini Luna - 2.600 kg

Mini Vicente - 3.400 kg


(1)  Les dejo un par de links a unas investigaciones realizadas acerca de la conveniencia o no de esta práctica.

(2) La maniobra de Kristeller es un proceso de parto que se utiliza para hacer salir al bebé con mayor rapidez a través del canal vaginal, durante la fase de expulsión.

Es una técnia de obstetricia algo habitual en las clínicas y hospitales alrededor del mundo, a pesar del riesgo implícito que conlleva, tanto a la madre como al niño que se encuentra en su vientre.

martes, 11 de febrero de 2014

Conocer nuestro cuerpo

Cuando nos embarazamos un nuevo cuerpo crecerá dentro del nuestro. Pero el nuestro, lo conocemos?  
Tengo una historia de hacer muchas dietas y ejercicio y llevar mi cuerpo al límite, pero de ahí a conocerme gestando un bebé, es muy diferente. Entender cómo ese bebé que crece adentro nuestro va a salir por un camino que nosotras le abriremos: es guauuuu!

Debo confesar que en mi primer embarazo me concentré en brindarle un cuerpo medianamente saludable: caminatas, yoga, comer “sano”…total, después pariría cómo me decían que tenía que parir.  Y no tuve ni idea. Y dejé que me rompieran la bolsa, que me cortarán y tantas cosas más.

En el segundo embarazo y después de haber pasado por un “reposo” por bebé chiquito y haber sido diagnosticada con “diabetes gestacional” y algunos temas como el hierro, llegué al grupo ACE (abordaje corporal emotivo) que dicta Raquel Schallman(1) y me enteré de otras cosas más interesantes como por ejemplo que las embarazadas no estamos enfermas y que para parir bien hay que conocer nuestro cuerpo.
Y aquí las invito a googlear y VER el hueso de la pelvis o por qué no tocarse un poco la zona y descubrir esa puntita (conocida como el huesito dulce) y saber que si nos acostamos esa puntita molesta a la cavidad redonda por donde pasará el bebé, pero si probamos otras posiciones (por ejemplo de cuclillas), ese huesito toma otra posición y permite un buen pasaje. Pero esto lo supe ahí. Y me acosté en el suelo y toqueteé mi pelvis y lo percibí, lo comprendí. Y comprendí el sinsentido que era forzar una posición acostada para comodidad del médico. Pero si yo lo sé, puedo modificarlo. Si lo ignoro, no.

Otra de las cosas que aprendí es que para atravesar las contracciones, que son como olas de mar (o sea que se inician suave, tienen un pico y se desarman) había que buscar movimientos (caminar, sentarme, bailar, apoyarme en una pared) y posiciones que nos hicieran bien, que nos llevaran a no producir adrenalina (si nos asusta la contracción producimos adrenalina y duele).

Y lo ideal es que cada una busque qué es lo mejor para su cuerpo. La intimidad, la baja luz, la armonía, los ricos olores. Pero conocer nuestro cuerpo es amarlo, tocarlo, quererlo y confiar en sus expresiones.
Por eso hace poco, me asusté un poco cuando una conocida (profesora de yoga ella), con ganas de buscar un primer parto cuidado, me dijo que no podía faltar a la clase de preparto que le proponía el obstetra, que era la más importante, la de la “respiración” y pensé: qué locura que alguien le quiera enseñar a respirar y a una profe de yoga y que ella pueda pensar que es así.

Por eso, abramos de a poquito los ojos. Informémosnos. Conocer el cuerpo de cada una da poder. Ese poder nos ayudará a cuestionar lo que nos imponen por protocolo, sociedad, mitos y creencias.
Les regalo también una canción que me gusta mucho de Andrea Etcheverry “AEMEO”





(1)    http://www.partolibre.com.ar/

sábado, 8 de febrero de 2014

La conexión con el bebé


Desde que empecé a escribir las notas busqué feedback en amigas para saber si estaba siendo clara. Creo que eso lo logré. Pero también una amiga me pidió más. Me dijo: yo quiero saber más de fondo si cambia la relación con el bebé, la conexión emocional según la forma de parir. Y me gustó el desafío de responder esa pregunta. Pero también responderla me invitó a cuestionarme un poco más y a abrirles mi corazón, mi intimidad. Pero de eso se trata. Y cómo todo, debo decir que lo que me haya pasado a mí, no significa que le pase a otro, pero un otro puede hacerse una idea.

Mi primer parto careció de información de cómo PARIR, pero sí tenía MUCHA info de LACTANCIA. Entonces ahí no me importaron todas las intervenciones, pero sí quería lograr que Luna llegara a mi teta en la primera hora después de haber nacido. Y eso sucedió y la lactancia fue la que nos unió y formó un vínculo intenso y raro entre nosotras. Pero debo confesar que muy “mental”.  Sé que esto es lo mejor, sé que dar la teta es lo más importante, sé que genera vínculo, luché contra cualquier leche maternizada que quiso  acercarse. Eso lo sostuve desde un lugar de “cruzada”, pero muy mental, de lo correcto, de la exigencia. 

Pero el resto no era así. No entendía nada de la maternidad. No entendía por qué lloraba tanto. A los 45 días ya dormía fuera de la habitación y cuándo yo no podía con ella, la dormía Ignacio. Hoy eso me duele.

Llegar a un parto amoroso fue atravesar un camino con toda la transformación que eso me trajo. Entonces, ya en el segundo parto, era una “cuestionadora” activa y en potencia de todo. No podía creer cómo es que se llevan a los bebés en las instituciones y le realizan tantas prácticas. Cómo no los dejan sobre el pecho de la mamá! (a Luna la pusieron en una lámpara para que subiera la temperatura corporal y sólo el contacto con mi pecho lo podría haber logrado!) Cómo ni me lo había cuestionado! Entonces y sabiendo que ya estaba inmersa en un proceso de transformación, el vínculo que se creó con Vicente desde su nacimiento fue distinto. Bien mamífero. Mi cría, que parí y agarré con todos los fluidos, que estornudó los que le sobraban, que despertó sobre el pecho de su mamá y se prendió a la teta cuando quiso, ya es diferente.  

Pero no creo que sea solo por la forma de nacer. Pero aquí me enredo y creo que es como el huevo y la gallina. No significa que no pueda establecer un vínculo amoroso y de conexión con el bebé nacido en un parto desconectado, pero indefectiblemente si llego a un parto amoroso y conectado, desde el vamos es diferente. Y todo en tu ser empieza a ser diferente. Y ya no podés mirar para el costado. Y a partir de ahí creo que no hay vuelta atrás.

Y vos, qué nos contarías de cómo empezaste a vincularte? (1)

Luna apenas nació

Vicente apenas nació


(1) Hay un artículo muy lindo de Laura Gutman que se llama Nunca es Tarde y nos invita a reparar vínculos. http://www.lauragutman.com.ar/?s=nunca+es+tarde

jueves, 6 de febrero de 2014

La cesárea o la innecesárea

La cesárea es una intervención quirúrgica para el nacimiento de un bebé. Se realiza una incisión en el abdomen y otra en el útero, se extrae el líquido amniótico y luego al bebé. El bebé y la placenta se extraen por la incisión en cuestión de minutos después del comienzo de la cirugía. Estas incisiones se cierran y todo este proceso toma alrededor de una hora.

Cómo me he propuesto escribir sobre mis experiencias, con este tema quiero hacer un apartado especial ya que no parí por cesárea en ninguna oportunidad. En mi primer parto, ni se me cruzó que podía ser posible, ni le temía, porque no tenía mucha información de los procedimientos en las instituciones.

En mi segundo parto, con muchísima información y sabiendo, que algunas veces, las cesáreas son necesarias y salvan vidas, me había conseguido un obstetra que pudiera hacerme una cesárea respetada si era indicada.

No reniego de las mismas. Sí, cuando se realizan porque sí. Entonces, después de saber esto, cada vez que se me cruzó una mamá con una “innecesarea” previa y deseosa de vivir un parto vaginal, le brindé toda la información posible que estaba a mi alcance y traté de despejar sus miedos. Bien lo pueden asegurar Soledad, Sisita y Karin. Tres mamás, que con una cesárea previa tuvieron su PVDC con mucha felicidad y empoderamiento.(Ya le dedicaremos un post al Parto Vaginal Después de Cesárea).

Habiendo realizado el Paramana Doula(1) con Michel Odent y Liliana Lammers el año pasado, reconfirmé que las cesáreas, como procedimientos quirúrgicos que son, ponen en peligro a la mamá y al bebé mucho más que un parto vaginal no intervido.  Y es siempre mucho mejor y más beneficioso para la mamá y para el bebé que se inicie el trabajo de parto y que se llegue luego a una cesárea y no que se programe por los peligros(2) que esta intervención implica. Además, al iniciarse el trabajo de parto el cuerpo de la mamá y del bebé se ponen en funcionamiento segregado las hormonas que activan el nacimiento y el funcionamiento de los órganos del bebé, facilitan la bajada de leche y así todo resulta más fácil.

Y vos, qué experiencia tuviste?


(1)        www. Paramanadoula.com
(2)        Peligros de la Cesárea para la Madre

- Las mujeres corren un riesgo de 5-7 veces mayor con una cesárea en comparación con un parto vaginal.
- Las complicaciones durante y después de la cirugía incluyen: lesión a la vejiga, útero y vasos sanguíneos, hemorragias (de una a seis mujeres requieren transfusión sanguínea), accidentes anestésicos, coágulos en miembros inferiores, embolismo pulmonar, intestino paralizado e infecciones.
- El 10% de las mujeres reportan dificultades con actividades normales dos
meses después del nacimiento, y el 25% dolor en el sitio de la incisión como un problema mayor.
- Hay el doble de posibilidad de ser re-hospitalizado después de una cesárea que de un parto vaginal.
- Especialmente con cesáreas no planeadas, es mas fácil que las mujeres
experimenten emociones negativas. Incluyendo baja de autoestima, sensación de haber fallado, perdida de control y decepción.

Riesgos de la Cesárea Para el Bebé
- Especialmente con las cesáreas programadas, algunos bebes serán extraídos
inadvertidamente de forma prematura. De cualquier manera los bebes nacen impropiamente antes del momento de estar listos y pueden presentar problemas respiratorios o alimenticios.
- Uno o dos bebes por cien podrán ser lesionados por el bisturí durante la cirugía..
- Es mas difícil para las madres formar vinculo con el bebe.
- Los bebes tienen menos probabilidades de ser amamantados.


El primer miedo: el dolor del parto.

Y parirás con dolor... 
(Dios) "A la mujer dijo: multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos;"...
 
Génesis Cap.3 Vers.16

Y así desde miles y miles de años, en esta sociedad patriarcal, damos por hecho que se pare con dolor. Sin cuestionamientos.

Ahora, podríamos preguntarnos por qué una especie tan evolucionada como el ser humano, así como segrega hormonas como la adrenalina para correr ante una amenaza, no segregaría hormonas que disminuyan el dolor del parir (si este existiese). O por qué algo tan natural como dar vida debiera ser doloroso?

Pero aquí puedo contarles también mi experiencia frente a ese dolor. Mis dos experiencias.

En mi primer parto, las primeras contracciones fueron muy fuertes y como estaba en fecha y releyendo un libro que tenía a mano, trataba de encajar la definición con lo que sentía. Y pensé …. Ya nace. Entonces fui a la institución con esa sensación de “esto ya es muy doloroso” (unos pinchazos en la zona lumbar) y rápidamente y también porque eran  las 4 de la mañana y había hecho levantar a la partera, me pusieron el suero y la oxitocina sintética. Tan rápido como la oxitocina sintética también me colocaron la anestesia peridural (para que no duelan las contracciones que provoca la oxitocina artificial), así que no puedo contar los dolores que tuve, porque no tuve. Sí incomodidad, sueño, deseos de que todo pase rápido.

En mi segundo parto. Las primeras contracciones empezaron como aquellas con el dolorcito en la zona lumbar y eran contracciones que yo pensaba como un útero en movimiento que está ayudando a mi bebé a bajar y las recibía y las disfrutaba y no me parecían tremendas. Bailaba con ellas. Cuándo aumentaban su intensidad, me  metía en la bañadera y así en la noche, en la intimidad de mi casa, las fui atravesando gratamente. Hasta que un momento no sé, no sentí o no me di cuenta y cuando existió el momento donde pensé: “ahora me desarmo”, un pujo y salió la cabecita de Vicente y otro pujo más y su cuerpo. Y ya no hubo más que felicidad.

Y no tomé ni una aspirina, ningún calmante ni nada de nada. Y ya estaba allí con mi bebé, sin dolor.

Muchas cosas se dicen del dolor. Que uno tiene un umbral, que mejor con anestesia que no se siente. Por supuesto que depende de cada ser, de cada cuerpo y de cada intención que se proyecte sobre eso. Pero para mí, la lectura de Casilda Rodrigañez y su “Parirás con Placer” fue clave. Adueñarse de lo femenino, conocer tu cuerpo, tu útero, desarmar el patriarcado y confiar en uno mismo es la clave.

También el conocimiento acerca de los efectos de la peridural en nosotros y en nuestro bebé ayuda a tomar ciertas decisiones. Pero por supuesto, que en esta sociedad donde estamos inmersos, es muy difícil reflexionar sobre estos puntos. En un mundo donde “desconectarse” de uno mismo es más cómodo, y dónde nos venden que un parto “rápido y sin dolor” está la clave para un nacimiento felíz, se complica vivir la experiencia.

Las contracciones con Luna en casa

Las contracciones con Luna en sanatorio

Las contracciones con Vicente

Las contracciones con Vicente

Parto respetado: la información es clave

Soy mamá de Luna de 5 años (que nació en una Institución muy reconocida de Bs As), por parto vaginal totalmente intervenido y básicamente porque Ignacio y yo estábamos desinformados.

Un parto intervenido, en mi caso, significa que llegué con algunas contracciones pero el bebé aún no estaba a punto de nacer. Y allí, la partera me envió a la sala de partos, me puso una vía por dónde pasó oxitocina sintética, llamó al anestesista que me puso la peridural, me colocó el monitoreo fetal, y me hizo pujar lo cuando ella lo indicaba, rompió mi bolsa de aguas con un arpón y cuando la cabeza del bebé ya asomaba, “esperamos” al obstetra, que cortó mi perineo (Luna pesó 2.600 kg.), tomó la bebé, sacó mi placenta, luego me cosió y así fue. En dos horitas y sin dolores había parido. Clap clap clap. De lo que pasó con el bebé hablaremos en otro momento. Yo me quedé sola en un pasillo esperando que Ignacio y Luna aparecieran en algún momento.

Dos años después vuelvo a quedar embarazada y por cuestiones del destino llego a conocer a Raquel Schallman y me informa, en un primer encuentro que tuve con ella, de las “intervenciones” que había vivido en esa oportunidad y me invita a un grupo de Abordaje Corporal Emotivo y me propone un parto respetando mis tiempos.

Y ahí me empiezo a preguntar por  qué llegué al parto de Luna tan desinformada.

En su curso me encontré con un grupo de mujeres que, en un primer momento, me parecieron muy  distintas a mí y que hablaban de parto en casa, y de muchas cosas más. Pensé que tenía que huir, pero algo de mí me hizo permanecer. Y qué bueno que permanecí! Cuánto aprendí de cada una de ellas!

Esto sucedió en enero de 2011. Y a fines de abril nació Vicente en casa. En la habitación de mi casa. Sin sueros, sin medicamentos, sin anestesia, sin cortes, sin violencia. No porque no llegamos a la Institución, sino porque fui aprendiendo e informándome en todo ese camino acerca de lo que necesitaba una mujer para parir y un bebé para nacer. Y con la compañía de una partera que amorosamente acompañó los tiempos míos y del bebé y con un obstetra que sacó unas fotos hermosas. Y tan increíble fue todo que Vicente nació dormido con la bolsa de aguas en su cabeza.

Y a partir de ese momento me di cuenta que todas las mujeres podemos parir respetando nuestros tiempos. Qué el parir nos pertenece. Qué a través de los años las mujeres fueron pariendo en compañía de otras mujeres. Y qué diferente es parir respetando los tiempos del bebé y de lo que propone nuestro cuerpo.

No es mi idea que fomentar el parir en casa. Si no, informar acerca de cuáles son esas señales que tenemos que escuchar en nosotras cuando llega el momento. Y si voy a ir a una institución, conocer cuáles son mis derechos y saber qué procedimiento están realizando en mí y por qué.

“Para cambiar el mundo es preciso cambiar la manera de nacer” dijo Michel Odent (1) y estoy de acuerdo con ello.

(1)   Michel Odent (n. Oise en 1930) es un médico obstetra francés, y uno de los defensores más notables del parto natural, entendido como aquelparto en el que la intervención externa es la mínima posible.




Primeras horas de Luna

Primeras horas de Vicente