miércoles, 20 de agosto de 2014

Criar

Pensar diferente a lo que piensa la mayoría respecto al nacimiento de un bebé es un buen comienzo para pensar en criar diferente. Pero no significa que así sea. Qué es criar diferente a la mayoría y quién nos lo enseña?
Cuando nos convertimos en mamá no sabemos nada de nada de nada. Nos pueden contar algo nuestras mamás o abuelas, algunas amigas, y cada una desde su experiencia o su librito. Pero la real vivencia de las noches de llantos en soledad, de un bebé tratando de agarrar desesperadamente la teta sin poder lograrlo, de si es mejor limpiar la cola con agua u óleo, está en nuestro interior. Cómo la gran mayoría de nosotras empieza a dudar de su saber interior, empezamos a apoyarnos en lo que nos dice primero quién vista una bata blanca y luego nos guiamos por nuestros saberes o por referentes a los que le damos crédito.

Cuando nació Luna era evidente que todo el saber yo lo ponía en la bata blanca. Desde su llegada al mundo en un parto totalmente intervenido por el saber médico. Y cada consulta llamaba al especialista indicado. Cómo había tenido un leve acercamiento a la lectura de los libros de Laura Gutman, yo había puesto especial énfasis en la lactancia y en tenerla a upa, pero no mucho más. Luna lloraba y lloraba cada noche, e Ignacio, con su santa paciencia la acunaba en la Wawita. Hoy me duele, hoy sé que hubiera necesitado estar conmigo, sentir mi olor, pero mi propia sombra y soledad se apoderaban de mí.

Es increíble cómo cada pasito de su crecimiento nos enfrenta con nuevos saberes: cómo dar la teta, cómo destetar, cómo es la caca a medida que crecen, cómo dejan el pañal, cómo son las primeras comidas, cómo calmar los llantos, cómo hacer con el sueño, cómo acompañar los primeros pasos, cómo hacer con los berrinches? va a ir a guardería? Jardín? Y ni que hablar de cuándo llegan a primaria.

Así me pasó y así me pasa. Vicente nació cuando empecé a transitar otros cambios y su nacimiento fue en casa. Pero aún así dudaba si ponerle el chupete o no. Si poner vacunas o no? Iba yo a decidirlo? Sola? A quién le otorgaba el saber? Podía confiar plenamente en mí pero también tengo una pareja y entre los dos fuimos armando lo que nos iba cerrando de acuerdo a la nueva información.

Y así con todo voy caminando, pasito a pasito. Cambiando mucho. Luchando mucho entre lo que siento, creo y transmito a veces.
A Luna le quité el chupete a los dos años y Vicente con tres y medio aún lo usa. A Luna le insistí en dejar el pañal a los tres porque entraba al jardín. Vicente aún lo usa y tengo que luchar contra el discurso del jardín. Luna durmió en su habitación desde los 45 días. La cuna de Vicente estuvo en nuestra habitación hasta los dos años y medio. Y así puedo seguir y seguir… y seguramente siga cambiando. Con herramientas que hoy me gustan más. Me cierra y compro el respeto para el niño, ubicarlo en el lugar que merece, no someterlo, no violentarlo, no obligarlo, acompañarlo en cada transitar, no cambiar su ser esencial. Observar qué le gusta, qué me quiere decir, por qué manifiesta lo que manifiesta. No rotularlo. 

Por supuesto que da más trabajo. Por supuesto que el automático de cada uno está puesto en que gane nuestro deseo y hacer lo que nosotros queremos. Pero entender eso y ponerlo en palabras ya es un buen punto. Es difícil criar, por supuesto, en cualquier edad, cada etapa tiene su particularidad. Pero observarlos en su crecimiento es hermoso.

Muchas veces dudo de mí y me desespero pensando que no los puedo entender. Pero intento, y los acompaño como puedo. Con todo mi amor a su disposición y con todo mi ser. Sé que no me las se todas y que puedo equivocarme y ellos también lo saben.




martes, 12 de agosto de 2014

La dificultad para lograr un embarazo

Muchas veces resulta tan sencillo como olvidar de cuidarse, pero otras veces, para lograr un embarazo se requiere algo más que suerte. Después de un pequeño recorrido interior y de algunas historias de referencia, creo que conocernos en profundidad es la clave para comprender por qué en algunas circunstancias sucede con sencillez y otras veces no llega.

Cuando nos emparejamos con Ignacio, fue idea mía esperar dos años para buscar un bebé. Pensaba que era necesario un tiempo para la pareja antes de que un nuevo integrante nos cambie la vida (hoy sigo pensando lo mismo). Luego de esos dos años empezamos a buscar. La realidad es que al dejar las pastillas, mi cuerpo nunca se acomodó y no podía ovular. Después de seis meses y de algunos intentos de ovulaciones provocadas por pastillas, comenzamos con las visitas ginecológicas. Al año, sin ninguna novedad, continuamos con los estudios pertinentes. En mi cuerpo y en su cuerpo. Nada aparecía, pero un embarazo tampoco. 

Las hormonas sintéticas en el cuerpo femenino  son nefastas. Y con cada menstruación, la angustia del embarazo no logrado y la hinchazón de hormonas sintéticas eran tremendas para mí. Lloraba, me fastidiaba, me enojaba con todo!. La vida de una pareja que busca un bebé y no llega se empieza a transformar. Se confunden los deseos, nos alejamos de la alegría, empezamos a mirar feo los embarazos que nos rodean y vemos panzas y bebés por doquier que no nos pertenecen. La decepción se cuela en la vida cotidiana y así fue que llegamos a una especialista en fertilidad recomendada y empezamos con los estudios menos invasivos por aquí y por allá, para concluir que ni él ni yo teníamos nada físico que nos impidiera concebir….peeerooo, para intentar una inseminación mínimamente invasiva (esto significa por un lado estimular la ovulación con inyecciones y luego llevar el semen seleccionado en un frasquito para que la ginecóloga lo coloque en el cuello del útero), sería necesario realizar una “histerosalpingografía”. Este estudio de nombre raro y largo fue tannnn invasivo y doloroso que hizo parecer, por el espasmo de dolor, que tenía una trompa cerrada, derivando así en una laparoscopía exploratoria (cirugía) que necesitó de anestesia general, para determinar que todo mi cuerpo estaba en condiciones de concebir. 

Terrible! Sí, sí, muy terrible. Entonces un día, post estimulación ovárica, me dirigí con mi frasquito preciado a un consultorio y en una camillita, la ginecóloga me colocó el semen que llevaría el espermatozoide ganador en el cuello de mi útero. 15 días después, el tercer Evatest tímidamente mostraría doble rayita y un estudio de sangre confirmaría que estaba embarazada. De Luna.

Por supuesto que un embarazo que no fue llegó dos años después del nacimiento de Luna sin ningún problema y un año más tarde el tercer embarazo (de un día que nos equivocamos las cuentas) se convirtió en Vicente.

Pero que fue lo que sucedió en aquel momento? Sucedió que el deseo no se comunica directamente con el ser esencial cuando estamos tratando y tratando de responder a otros requerimientos. Cuando nuestra mente está ocupada en otro lugar. Cuando aún no hay espacio para el deseo de un tercer ser en cuestión. Cuando el “hacer” es mucho más fuerte que el “sentir”.
Hacer un recorrido y un viaje a nuestro interior nos da información. A veces no es fácil, otras no estamos preparados. Pero la búsqueda de un bebé cuando aún no nos buscamos a nosotros mismos puede ser muy ardua y dificultosa. No siempre es así, pero esta fue mi experiencia.

Luna besando a Vicente a través de la panza

Luna en comunicación con Vicente a través de la panza



martes, 1 de julio de 2014

Las Doulas

Allá lejos y hace tiempo, cuando empezaba a transitar mi primer embarazo, el de Luna, me encontré con un libro de Laura Gutman (1)  que hablaba de las Doulas. Googlee la palabra y encontraba múltiples aplicaciones de qué era una doula y cómo podía incorporar una a mi parto. Debo confesar que no entendía muy bien de qué se trataba. Y en una de mis primeras visitas al obstetra convencional le pregunté qué opinaba de tener una Doula en mi parto. Obvio que me sacó corriendo muy políticamente diciéndome que si iba a acompañarme alguien, que mejor sea mi marido, qué para qué iba a necesitar otra persona. Y con eso me quedé.
Cuando quedé embarazada de Vicente, y decidí seguir el curso con obstetra y partera, se desdibujaba la figura de la Doula porque se hacía innecesaria. En ese caso, mi partera pro parto en casa, iba a ocupar ese lugar.

Pero qué es una Doula? Qué es lo que hace? Cuál es su preparación? Hasta dónde llega su labor?

Una Doula es una mujer que ha tenido hijos y se pone al servicio de otra mujer que va a parir, acompañándola durante el embarazo, el trabajo de parto, parto y puerperio. La Doula se enfoca en el aspecto emocional, el bienestar y las necesidades de esa mujer.

Tuve la suerte de vivir la hermosísima experiencia del parto de Vicente y quedé tan entusiasmada con la idea de contar mi experiencia, que lo primero que pensé fue….quiero convertirme en Doula, quiero informar a otras mujeres, quiero contar que se puede, quiero acompañarlas a vivir lo que yo viví. Tanto era mi entusiasmo que empecé a averiguar en todos lados qué podía hacer para convertirme en Doula. Y entonces el Universo me trajo a Michel Odent(2) a Bs. As y su Paramana Doula (3). Y con todo el esfuerzo económico que eso acarreaba, pero con mucho convencimiento de que ese era mi camino lo hice. Tres días intensos de escuchar a Liliana Lammers (4)4 – Doula, mujer de Michel Odent- y al mismísimo Odent transmitiendo su saber y experiencia. Y ahí supe que Doula podía ser cualquier mujer que haya parido, que pueda acompañar a otra mujer a parir. Que pueda estar al servicio. Que pueda sentirla. Que pueda dejar de lado sus pensamientos, sus miedos, sus inquietudes. También puede serlo aquella mujer que con todo su saber y experiencia se pone al servicio de la necesidad del otro. Tan simple y tan complicado a la vez. SENTIR al otro… qué difícil!!

Liliana Lammers dice que lo único que se necesita es la experiencia. Pero lo que es más necesario es conocer y comprender a la mujer que va a parir en los encuentros previos.  También creo que la experiencia de haber acompañado distintas mujeres y distintos partos hace a una Doula y ahí me encontraba yo, con mi inseguridad a cuestas, preguntándome cómo iba a ser para ganar esa experiencia cuando lo que se plantea es tanta intimidad y pocas personas. Me parecía que para aprender ya iba a estar molestando a la embarazada.
Admiro el trabajo de las Doulas, que en silencio y sin un reconocimiento acorde aún acompañan desde mucho lugares a muchas mamás, sobre todo ayudando a aquellas mamás que emprendiendo el camino del parto respetado quieren un trabajo de parto largo en casa y llegar bien tarde a la institución.

Desde que escribo el blog y estoy más metida en esta movida conozco a muchas de nombre. Me encanta que existan. Hay muchos lugares de formación también que sé son súper recomendables.
Pero como en todo, a la hora de elegir, el camino está en cada una. En conocerse y preguntarse qué es lo que una necesita y ver si una Doula es la figura que necesitamos para acompañarnos.
Particularmente intenté algunos acompañamientos que por algunas razones no se dieron y abandoné la idea de doulaje literal. Pero ahora me estoy preguntando si puedo ser una Doula Virtual. Soy una mamá que transitó dos experiencias de embarazo y parto y me puedo poner al servicio de una mujer para acompañarla con información y experiencia en este camino virtual. Y lo disfruto!!


Teteando en vacaciones

(1) http://www.lauragutman.com.ar/
(2) Michel Odent. es un médico obstetra francés, y uno de los defensores más notables del parto natural, entendido como aquel parto en el que la intervención externa es la mínima posible.
(3) http://www.paramanadoula.com/
(4) Liliana Lammers es una experimentada doula que reside y trabaja en Londres. Es, como ella misma se define, madre y abuela que acompaña a otras madres en el hermoso proceso de traer al mundo a sus hijos.

martes, 24 de junio de 2014

Cuánto cuesta en dinero tener un parto respetado

Hablar de cuánto cuesta en dinero tener un parto respetado es un tema que me está dando vuelta desde hace un tiempo en mi cabeza. Y como todo, vuelvo a reconfirmar que la información es clave. Y no sólo la calidad de la información, sino como paso para el conocimiento real de la decisión a tomar. La cuñada de una amiga está haciendo sus prácticas de partera y me contaba cómo mamás profesionales han querido NO pagar los honorarios a la partera porque dijeron que no habían hecho nada. Pero yo pienso: cuánto mejor que NO hagan nada e intervengan innecesariamente. Pero el tema tiene unos cuantos grises. Si pago una medicina prepaga y voy a parir a una Institución, se supone que está todo cubierto. Sin embargo, no dejo de leer en distintos grupos de Facebook que los obstetras están pidiendo honorarios extras por sus servicios, que luego se ajustarán a los protocolos de las Instituciones y la promesa del respeto puede quedar volando por ahí. Si decido un parto en casa, lo que me vayan a cobrar tengo qué pautarlo desde antes y determinar qué incluirá y también pensar de antemano el plan B de ser necesario. Ahora, si contrato parteras u obstetras para buscar un parto en casa o respetado no implica que el parto sea según lo imaginaste. No se compra eso. Pero sí tendría que pagar los honorarios de quienes trabajaron y se comprometieron para acompañarme más allá de los resultados. Los aranceles que están manejando actualmente no los conozco en forma certera, pero van a variar dependiendo, por supuesto de cuánta gente conforme el equipo (parteras, obstetras, neonatólogos). Y quiénes integren ese equipo será en consecuencia de nuestros valores, creencias, miedos o recomendaciones. 

Así como me leen, para mi primer parto, desinformado, pagué la diferencia del plan de prepaga que me daba el trabajo por uno más alto para parir en la Maternidad Suizo Argentina y creo que era porque el resto de mi entorno paría ahí. Ni lo sé. Con Vicente arranqué igual, con el cambio de plan. Y luego hice el recorrido que me hizo llegar a Carlos Burgos y ese plan me permitía el reintegro de las visitas, pero no me cubría los honorarios del parto. Los honorarios de tener un obstetra y una partera eran altos en ese momento y no nos fue fácil juntar la plata pero lo hicimos, pensando que si era necesario un Plan B, el obstetra iba a hacer una cesárea respetada. Y qué decir, les puedo contar que Carlos Burgos sacó las fotos!! Jajaj y sí, no hizo nada más que eso, y Ale Mazzeo, la partera, me acompañó pero sin intervenciones. Y la verdad que ese “no hacer” me posibilitó a mí tener una experiencia inolvidable. Y decirnos, con mi compañero que bien valió lo que pagamos y lo volveríamos a hacer, aún teniendo que pedir plata prestada.

También puedo contarles que presentamos un pedido de reintegro por Defensa del Consumidor de honorarios de Parto a Osde (que tenía en ese momento) y después de un tiempo y por una mediación eso fue reintegrado. Pero por supuesto que cada uno sabe de sus posibilidades. Y también creo que si el dinero es un impedimento, también se puede conversar con quiénes elegimos parir. Siempre sabiendo que hay un trabajo por pagar. Y que sea respetado, natural, no significa que no tenga un valor de trabajo que pagar. Pero sí estoy convencida que ese “valor” dependerá de nuestros deseos, valores, información y camino recorrido. 

Beso de hermana a hermano

lunes, 16 de junio de 2014

Parir en Casa o en una Institución

Cuando parí a Luna hace seis años atrás en una Institución, ni siquiera se me cruzaba que había otras opciones. Y cuándo parí a Vicente hace 3 años atrás y supe que era posible, hermoso y amoroso parir en casa, realmente se abrió otro mundo para mí. Sin embargo, llegué a ese momento dejando abierta la puerta a lo que sucediese. Aún no estaba 100% segura que sería en casa.

A veces nos pasa que estamos casi 99 por ciento seguras de que queremos parir en casa pero algún factor se nos cuela para hacernos dudar. El miedo, la inseguridad, nuestr@ compañer@, nuestra historia. Qué harías? Cómo lo resolverías? 

Lo que me sucedió hace tres años atrás es que me involucré en un proceso dónde en 4 meses fui cambiando tanto tanto tanto que la opción de parir en casa, cuándo antes me parecía que le correspondía sólo a valientes mujeres "hippies"¿¿???, se me tornó viable. En ese proceso donde el ACE (Abordaje Corporal Emotivo-1-) y mis compañeras de grupo fueron el factor principal de habilitación de mi cambio, fui descubriendo con las cosas que tendría que lidiar. La principal a mi entender, tenía que ver con la estructura externa que necesitaba para sentirme segura. Esa estructura la conseguí siendo acompañada por un equipo con partera y médico. (Acá quiero hacer un pequeño paréntesis porque sé que muchas personas pueden pensar en el “gasto” o “inversión” que eso signifique pero sería para un post aparte. Mi aclaración es que no nos sobraba el dinero, pagábamos una obra social y tuvimos que pensar el tema del dinero). Confiando en ese equipo y con las ganas que yo tenía de atravesar el parto, me lancé a la experiencia dejando un par de puertas abiertas. A saber: mi lema era...quiero avanzar mucho en el trabajo de parto en casa. Si me es fácil sigo allí y si no vamos a la institución. Y por otro lado pensaba que si tenía que ser una cesárea, mejor que la hiciera un médico que consideraba el modo respetuoso de parir. Y sucedió que me fue fácil atravesarlo o atravesable, maravilloso. Valió la pena.

Ahora si hoy me preguntara si haría lo mismo, con toda la información que tengo más los relatos y experiencias que recabé, intentaría algo muy similar. No sé si necesito tanta estructura porque creció mucho mi estructura interna, pero sí sé que llegar a la Institución sería lo último y si es estrictamente necesario. Los protocolos a aplicar son nefastos y el poder que se adjudica a cada ser del engranaje médico es insoportable. Y el modo con el cual infantilizan y violentan a la mujer es espantoso. Entonces pienso: tenemos que hacer algo!!  Y acá dudo un poco entre el efecto del huevo y la gallina. Si dejamos de parir en instituciones esto irá in crescendo, si pujamos porque se respeten nuestros derechos y  porque se acepten y se apliquen los planes de parto en las instituciones me parece válido y me encanta. Pero una mujer pariendo no puede estar utilizando su energía para abrir los ojos al sistema, no. La adrenalina se apodera del cuerpo interviniendo en el proceso natural. Aún no tengo claro cuál es el camino. Me gusta el plan intermedio que propone el PSI (Parto Sin Intervención -2-) del Austral pero no es accesible para todo el mundo por dinero y ubicación geográfica.

Estamos siendo parte de una generación que se está moviendo. No lo desestimemos a eso. Sigamos así  preguntándonos, animándonos, informándonos. Gotita a gotita de información. El entusiasmo contagia. A mí me pasó y por eso todas las semanas comparto con el ciberespacio un poquito...alguien se contagiará, alguien se preguntará y alguien cambiará su destino.

Con Ale Mazzeo revisando a Vicente en sus primeras horas de nacido EN CASA




(1)http://www.partolibre.com.ar/
(2)http://www.hospitalaustral.edu.ar/pssi.asp

martes, 10 de junio de 2014

El amor al bebé

Buscando nombre para el blog, pidiendo ayuda a amigas, tratando de transmitir el poder de la información en el embarazo y el parto y tratando de no quedarme encasillada, el blog se encontró con el nombre Saber, parir, amar que hoy conocen. En principio porque el SABER me indica que la información es clave. Y tener varias posturas de un tema y que esas posturas nos hagan pensar nos servirá para tomar decisiones. Y esas decisiones no nos servirán sólo para PARIR, sino también para CRIAR. Y el CRIAR no es lo mismo hacerlo operativamente que con AMOR.

Y acá seguramente a nadie se le ocurrirá imaginar que se puede criar sin amor. Es como que en nuestra cabecita de seres maternales ni lo pensamos. Pero qué nos garantiza que al nacer nuestro bebé vamos a amarlo en el primer instante. Y después de ese instante. Y cuando llore toda la noche y todo el día, y cuando haga berrinches y cuando no responda a lo que esperamos. Por supuesto que parece una locura lo que estoy diciendo, pero no lo es.

Alguna vez entendí, después de leer varios libros de Laura Gutman (www.lauragutman.com.ar) y de pasar por mis propios procesos de indagación, qué la convivencia de múltiples necesidades es muy difícil. Y en la lucha de las necesidades que priman (la mía y la de mi hijo), quién va a ganar? Seguramente la necesidad del más fuerte. Y si gana la del menor, tendríamos que ver con qué costo, no?

Pero voy a hablar de mí, cada cual hará con su amor y sus necesidades lo que le plazca. A mí me costó muchísimo, aún habiendo forzado el estar con mi bebé full time. Creyendo que sabía de sus necesidades, que me conectaba profundamente y pensando que sabía lo que me estaba pidiendo Luna. Le di 7 meses de mí tomando una licencia extendida. Le di un año y medio de teta para ella sola aún comenzando a trabajar. Le di wawita, upa, besos y abrazos, pero era eso? realmente eso lo que ella quería? Le armé un combo de niñera y guardería cara para volver a trabajar y me justifiqué de miles maneras. A la distancia pude ver mi distancia.

Cuando pude contactar con mi infancia y pude reconocer la realidad de lo que allí sucedió y no sólo de lo que fue dicho, pude darme cuenta de cuál era la necesidad que yo estaba llorando con ella. Y cuándo empecé la Escuela de Formación con Laura Gutman y me choqué con historias y más historias de desamparo y violencia de las infancias colectivas pude entender más. Cómo estamos todos intentando ser adultos desde el lugar que venimos, con nuestras carencias, con nuestras necesidades. Qué difícil, no?

Pero también todo este proceso hace que quiera cambiar la historia. Sí, soy un tanto utópica. Pero por lo menos quiero cambiar “mi historia”. Lo que construyo con mis hijos. Quiero que mis hijos sean escuchados, amados, acompañados, comprendidos, mirados de verdad. Si me cuesta? Sí, horrores. Es un trabajo intenso. Además es conmigo, con ellos y con mi compañero a quién tengo que explicarle el por qué de algunas cuestiones. Sí voy viendo resultados? Sí, varios y voy también cambiando todo el tiempo.

No sé si seré muy clara. A veces me confundo un poco. Igual tengo la sensación que esta generación se está cuestionando mucho más todo....ojalá...Pero tengamos más paciencia y tengámonos más paciencia.


Sé que es un tema largo, intenso y que invita al debate. Yo sólo quiero decirles, según mi experiencia, que se necesita a veces de cierta información y acompañamiento. Amar altruistamente es re díficil. Pensar en dar y dar todo para un otro recibiendo poco suele ser muy duro. El bebé necesita calor, teta, mamá, upa y mucho cuerpo. Sin cansancio. Sin tomarnos el tiempo. Sin  conciencia.  Y nosotros? Jajaja seguramente estemos necesitando eso mismo...y nuestro bebé lo sienta.
Luna y Vicente (6 y 3)

Luna y Vicente (3 y 0)

lunes, 2 de junio de 2014

Cómo moverme desde el dolor al placer en el trabajo de parto

En uno de mis primeros posts me refería al dolor del parto, y a cómo los había vivido en mis dos experiencias (http://saberpariramar.blogspot.com.ar/2014/02/el-primer-miedo-el-dolor-del-parto.html) pero me gustaría compartir con ustedes algunas cositas para tener en cuenta a la hora de pensar el dolor desde otro lugar. Existe un modo para pasar del dolor al placer? Es posible? Qué trucos tener en cuenta para un trabajo de parto y parto placentero?

Es importante entender que cuando comenzaron los partos en las instituciones, si bien se empezaron a salvar muchas vidas, las mujeres perdimos el conocimiento de nuestro cuerpo y nos entregamos al saber médicos. Y empezamos a parir solas en una camilla o mejor dicho con un equipo de personas que nos desconecta de nuestras sensaciones y nos dice cómo parir.

Igual, cada uno tiene la libertad de parir dónde le plazca, algunas mamás elegirán un parto en su casa, otras querrán hacer un trabajo de parto largo y llegar a la institución a punto de parir y otras irán frente al primer dolor a la Institución (lo que menos recomendaría). Aquí quería hablar de cómo pasar del dolor al placer durante el trabajo de parto. En parte tiene que ver con la información que nos da seguridad en las señales del cuerpo y confianza. Eso lo podemos construir realizando algún trabajo grupal durante el embarazo (yo realicé el Abordaje Corporal Emotivo con Raquel Schallman), practicando yoga; entendiendo la fisiología del parto y conociendo las hormonas que intervienen en el mismo (para esto recomiendo el libro El bebé es un mamífero de Michel Odent y Parto Orgásmico de Casilda Rodrigañez. Estar abierta a la idea de que el parto puede ser placentero, nos puede ayudar a experimentarlo de modo diferente.

Aquí voy a enumerar algunas recomendaciones de lo que a mí me sirvió para que todo sea un proceso natural. Voy a hablar del parto de Vicente (que fue en casa) porque con Luna como saben, llegué muy temprano a la Institución y de ahí en más fue hiper intervenido.

1.  Dejar que el trabajo de parto empiece naturalmente. Es importantísimo que las hormonas activen el nacimiento, porque es el bebé el que nos anuncia que está preparado para nacer. La inducción (al menos que haya una razón médica verdadera) puede llevarnos a una cesárea. Los dolores provocados por las hormonas naturales son atravesables.

2.  Movernos como querramos. Las contracciones naturales producidas por la oxitocina que libera nuestro cuerpo, aumentan la libertad de responder a ellas moviéndonos, cambiando posiciones o relajándonos en la bañadera. Elegí lo que necesites, no lo que te indiquen. A mi me sirvió estar un rato en la bañadera, dormir un poco, abrazar la pelota de esferodinamia.

3.  Amigarse con los miedos. El miedo hace que el trabajo de parto sea más largo porque al producir adrenalina y cortisol, las hormonas del stress actúan inhibiendo la producción de la oxitocina. Recomiendo pensar en los miedos, saber a qué le tememos, trabajar sobre ellos antes de llegar a este día. El día que llegó el parto de Vicente yo quería ATRAVESARLO y no pensar en nada más.

4. La música. Cantar, si te gusta, cambia el humor y nos alegra. Y si no te gusta cantar, escuchar la música favorita e inspiradora es una excelente opción para transitar las contracciones. Está bueno tener a mano tu lista de temas para escuchar o cantar. Yo puse la computadora con mis cds favoritos, recuerdo pariendo a Vicente mientras sonaba Sinnead O Connor y Lenny Kravitz. Un placer.

5. Bailar. Dicen por ahí que la danza del vientre es la ideal.  Creo que mover el cuerpo al ritmo de la música (sea cual fuere) es buenísimo. Yo me ayudé con la pelota de esferodinamia y balanceando las caderas suavemente. Y confieso que fue el mejor modo de atravesar las últimas contracciones.

6.  El ambiente que creamos. Si buscamos un rinconcito donde nos sentimos a salvo y seguros, donde la temperatura es cálida, donde la luz no nos enceguece, donde tenemos almohadones, colchón y mantas, qué más podemos esperar? Yo elegí mi habitación, con un velador de luz rojiza, una pelota de esferodinamia, un almohadón de amamantar y el colchón. Y fue mi lugar ideal y de privacidad.

7.  Contención constante. La que quieras elegir. Tu pareja, una doula, una partera, lo que necesites según tu elección de parto. Ideal que sea segur@, silencios@, que no se estrese, que no tenga miedos, que no nos haga dudar ni un instante. Para mi parto en casa, yo elegí la partera como contención. El obstetra en el living por si las moscas y mi pareja atendiendo los asuntos operativos.

 


Con estos secretitos tuve el mejor trabajo de parto y parto esperado. Tenía plan B, no esperaba que fuera de un único modo. Me entregué a atravesarlo y salió buenísimo!!! 



lunes, 26 de mayo de 2014

El sexo después de parir

Un día parimos, empezamos a comunicarnos con el nuevo ser, estamos felices de haber formado una familia, estamos en proceso de entender ese nuevo modo de comunicación con el mínimo ser que salió de nuestras entrañas y una vez pasado el período de "enamoramientoafullsinrespirodelaparejaparaconelnuevobebé”, aparece el reclamo de sexo de nuestr@ compañer@. Qué nos pasa? Qué hacemos? Cómo lo vivimos?

Por supuesto que como cada parto, cada mujer es única y cada relación de pareja también lo es. Y habemos mujeres que vamos cambiando con el tiempo y con la comprensión de algunas cuestiones.

Cuando nació Luna (hace 6 años atrás), todo me fue sucediendo rápido e intenso. Me costó muchísimo entender sus requerimientos, sus necesidades. Tenía información en mi cabeza pero que no bajaba al corazón. Tenía adormecida la intuición. La quería mucho a upa, le daba mucha teta, pero ella no paraba de llorar. Yo no sabía mucho qué me pasaba y no me daba el lugar para sentirlo. Pero desde el pensamiento y la exigencia: todo. Pasaron los 40 días que nombra el obstetra convencional y yo quería probar con el sexo. No porque mi compañer@ me lo exigiera. Si no, porque yo sentía que quería mi vida anterior de vuelta. Que no quería dejar de ser quién era. Todo mi ser quería recuperar su lugar de pertenencia. El cuerpo, el trabajo, el sexo. No podía con la idea de la intimidad profunda con mi bebé. Cuando llegó el día, poco después de la convencional cuarentena, fue horrible. El poco deseo, cero lubricación, ni qué hablar de los puntos de la episiotomía. Nunca fue tan feo volver a tener una relación. Por favorrrrr! Dolor, incomodidad, una sensación espantosa. Igual poco a poco lo fuimos intentando, semana a semana pero más por el deber que por el puro placer. Había mucho fluido mamá-bebé que yo quería dejar de lado a la velocidad de la “normalidad”.

Cuando parí a Vicente, con otro recorrido encima, con un poquitín más de conocimiento sobre mí, me dejé llevar un tanto más por mi instinto. Igual no me crean mucho, seguía respondiéndole al afuera, pero permitiéndome más mi adentro. Y salí corriendo a trabajar a los tres meses exactos, pero porque no tenía opción. O era lo que pensaba en ese momento. Pero me permitía más contacto, más blandura, menos exigencia. No me acuerdo cuándo hubo lugar para el sexo. Pero desde ya que no sentí que yo debía responder a un tiempo asignado, a un número. El que no hubiera existido la episiotomía ya era diferente. De no creer. Volver a tener una relación fue mucho más fácil, cero traumático y mucho más amoroso. Pero convengamos que igual el lugar de mujer deseante, sexy, con pechos dispuestos para el/la compañer@ cambia. Y no cambia a los 40 días, va cambiando con el tiempo. Es raro adaptarse. Es raro separar y concentrarse en el amor de pareja cuándo estamos tán frágiles amando a un nuevo ser y tratando de entendernos en el rol de mamá. Cuando de nuestros pechos chorrea leche. Cuando la oxitocina se usa para que haya más producción.

No es imposible, pero es raro. No tenemos ganas. Estamos cansadas! Estamos estresadas! Tenemos que pensar en cuidarnos porque la lactancia no es un método anticonceptivo! Permitámonos hablar más con nuestr@s compañer@s de esto. Intentemos otras formas de amor y sexo según cómo nos sintamos. Tal vez de más caricias. De más abrazos. Instalemos la comprensión. Informémonos entre l@s dos. Habilitemos un espacio para compartir.

Como en todo, los médicos van a decir, los amigos van a opinar, otras terapias van a afirmar. Pero confiemos en nuestro deseo. En lo que nos pasa y tengamos un tiempo para escucharnos. Y observemos que después de parir y de conocer más nuestro cuerpo, y de esperar nuestro tiempo, el sexo seguro va estar mucho más bueno.


Les dejo la canción de Andrea Etcheverry que comienza diciendo…desde que naciste soy mejor amante… 


lunes, 19 de mayo de 2014

Semana Mundial por el Parto Respetado

Del 19 al 25 de Mayo de 2014 se celebra la Semana Mundial por el Parto Respetado (1) bajo el lema “Parir es Poder”. Durante esta semana, en el país se realizan un montón de actividades relacionadas con el tema: proyección de documentales, charlas-debate, charlas informativas con referentes de las distintas temáticas, y este año hasta vamos a poder ver “Parir(nos)” una obra de Teatro que realizaron Las Casildas (2).

La Semana Mundial del Parto Respetado, una es una oportunidad para conocer las opiniones internacionales sobre un asunto específico relacionado con la promoción de un parto respetado, entendiendo a este como un parto sin las intervenciones innecesarias.

Hace tres años atrás, con Vicente bebé en mi pecho y después de haber experimentado en carne propia el parir sin ningún tipo de intervención, abrí mis oídos y empecé a escuchar de las actividades propuestas en esa semana. Hace tres años atrás también, cuando yo estaba entusiasmadísima por gritar al mundo que la “información es poder” y que podemos elegir cómo parir, y me empezaba a involucrar con estos temas, Vicente era muuuuuy chiquitito y durante el 25 de mayo de ese año se empezaba a hablar del nacimiento en casa pero por un hecho poco afortunado del cuál formaba parte Juana Viale. No sabremos a ciencia cierta cuál fue la verdad detrás del hecho, pero el parto domiciliario pasó a primeras planas para ser evaluado en sus peores facetas y las instituciones que acompañaban las decisiones de poca intervención también. A partir de ese momento, se dieron muchos pasitos para atrás en esta movida. Y por el ejemplo el Sanatorio Anchorena (3)  cerró las dos habitaciones que había abierto para partos sin intervención y en otras instituciones dónde permitían firmar que no se hicieran algunos exámenes al recién nacido, lo empezaron a negar. Una pena.

Pasó un año, y en ese entonces, yo corría atrás de un bebé que daba sus primeros pasos y me replanteaba si seguía trabajando en una oficina veintemilhoras mientras Luna y Vicente crecían y mientras cursaba el primer año de la Escuela de Laura Gutman y un curso de Producción Teatral por si las moscas, entonces en esa oportunidad no me involucré en la movida. Pero seguía pensando en querer trabajar con esa información (en ese momento era un pensamiento más mental que práctico).

En el 2013, después de todo un año de cursada en la Escuela de Laura Gutman, de un trabajo profundo sobre mí misma como ser y como mamá, los cambios ya empezarían a darse de otro modo. En febrero dejé mi trabajo marketinero en la oficina. En Mayo realicé el Paramana Doula con Michel Odent y Liliana Lammers (4). Durante la Semana Mundial x el Parto Respetado fui a varias charlas y también me crucé con el Documental La Bella Tarea (5) de Albertina Carri y Marta Dillon –que en noviembre de ese mismo año proyectaría en Oi Hoy-. Me enfrenté con la partida de mi AbuelaQueridadelAlmaCasiMamá y con la de Sofía (hijita de mi amiga Noe y de la edad de Vicente). Y me engripé. Y me empecé a dar cuenta que el dar y compartir la información con muchas futuras mamás me hacía bien.

No sé cómo llegué hasta punto. Pero que quiero decir la celebración de la Semana Mundial por el Parto Respetado es un gran paso y una linda oportunidad para que salgan a la luz de los medios algunos temas de los cuales está bueno hacerse eco.
Es interesante para aprovechar y acercarse a las movidas que los distintos grupos proponen y para pensar y repensarnos. No sé si Parir es Poder es mi lema favorito. Para mí la información es Poder. Para decidir, para elegir, para saber qué queremos.
Pero es verdad que a veces es necesario que nos recuerden que tenemos el poder de parir, que somos dueñas de nuestros cuerpos. Desde esa mirada, salgamos a recordarle al mundo entonces!!!





  1. (1)  La SMAR tiene lugar cada año durante el mes de mayo. Se proponen objetivos e ideas para realizar según un lema común. Luego individuos o grupos pueden debatir los pasos específicos para aprovecharse del material que se haya preparado en conjunto y que está disponible en la página web: pósters, carpetas, folletos, etc. Pueden organizarse muchos eventos a más o menos gran escala, según el tiempo y grado de implicación de la gente o de los grupos: exposiciones, reuniones, conferencias...La SMAR es una iniciativa de AFAR (Alliance Francophone pour l'Accouchement Respecté), una organización francesa no lucrativa fundada en 2003. Siendo un órgano autónomo de ciudadanos, no defiende ningún dogma o teoría ni tampoco muestra inclinación filosófica, médica, religiosa o política. Desde 2011 su coordinación ha sido entregado a la European Network of Childbirth Associations (ENCA).
  2. (2) Las Casildas: https://www.facebook.com/las.casildas.3?fref=ts
  3. (3) Sanatorio Anchorena (aún en su página hablan de "sala de parto en familia") http://www.sanatorio-anchorena.com.ar/#servicios
  4. (4) Paramana Doula . http://www.paramanadoula.com/
  5. (5) La Bella Tarea. http://www.youtube.com/watch?v=37beXlvIJyU




lunes, 12 de mayo de 2014

La teta y la lactancia

Apenas nace el bebé, el primer tema al cual nos enfrentamos es la lactancia. Seguramente hayamos llegado hasta esta instancia con distinta calidad y cantidad de información que habremos procesado hasta que la realidad se presenta. Boca y pezón. Boca mínima, pezón enorme. Puericultoras que pueden estar disponibles o no. Y nosotras, ahí solas con nuestra teta, compañer@ mirando y bebé casi seguro llorando…..qué hacemos???

Durante el embarazo de Luna me compré por recomendación de alguien el libro “La maternidad y el encuentro con la propia sombra” de Laura Gutman (1). Recuerdo que me impactó leer acerca de la necesidad del bebé de estar cuerpo a cuerpo con la mamá con tetas disponibles cuál mamífera para que pueda tomar lo que quisiera y cuánto quisiera. Lo tomé para mí. Y en ese tiempo y ahí no recuerdo muy bien cómo, alguien me recomienda las reuniones de la Liga de la Leche (2). Voy a una reunión estando embarazada y veo cómo una mamá con una bebé de 20 días aprende a “relactar” (3). Me emociona. Y de esa reunión me llevo tres informaciones: toda mamá tiene leche y puede dar la teta, es conveniente para una buena lactancia que el bebé se encuentre con la mamá dentro de la primer hora que nace y todo el pezón tiene que estar adentro de la boca del bebé. Me encantó y supe que hizo iba a buscar.

Nace Luna en la Suizo, después de un parto vaginal super intervenido que he contado en otros posts, y se cumple el primer punto: estamos juntas en menos de una hora desde que nació. La pongo en la teta y con ayuda de Ignacio bajando su mentón, chequeamos que todo el pezón esté en su boca. Y succiona! Felicidad! Succiona! No es taaaaan complicado. Apretando la puntita del pezón me doy cuenta que es calostro lo que toma. Pero estoy tranquila porque el calostro la va a alimentar hasta que baje la leche (lo aprendí en las reuniones). Pasan las horas y va y viene de una teta a la otra. Pido por la puericultora que ofrece el lugar. Llega en otro horario, me dicen. Quiero chequear que lo estoy haciendo bien!!. Algo salió raro porque me empiezan a salir como unas ampollitas de agua en la punta del pezón. Al fin llega la puericultura y explica que es normal, que se cura con el propio calostro. Y así iniciamos nuestra lactancia. Y fluyó. Y yo sabía que era alimento, vínculo, contacto. De noche era eterno, minutos y minutos succionando. Y me convertí en una fanática de la teta. Ninguna leche maternizada entraría a mi casa. Y así avanzamos. 

Y seguí yendo a las reuniones de la Liga que son en distintos barrios. Iba cambiando según me convenía pero siempre hubo un grupo de madres con quién compartir y que me pudieron ayudar y escuchar. Cuando empecé a trabajar, decidí llevar el sacaleche y entré en el arte de sacarme, guardar, congelar e incorporar la mamadera durante mis ausencias (pero mamadera con mi leche). Me volví bastante loquita. Si descongelaba y no la usaba era capaz de llorar por tirar el resto. La cuidaba como el oro en polvo que es. 

Sostuvimos la lactancia hasta el año y 3 o 4 meses de Luna. No recuerdo muy bien cómo lo dejamos. Sólo tengo una imagen, de ella durmiéndose sobre mí y agarrando el rollito de mi panza con chupete (dejó de dormirse con la teta). Lo sentí como que fue de a dos.

Con Vicente ya teníamos el camino trazado. Más información y más conciencia sumada a una lactancia exitosa previa. Después de parirlo, él aún dormido, seguía cerca de mi pecho y en cuando abrió la boca tenía a su alcance el pezón que de una succionó con fuerza. Seguí “lactivista” como con Luna y sobre todo porque a los 3 meses volví a trabajar, sacaleche en mano, a la oficina. Después de proponer diferentes opciones a mi jefa acordamos que juntaba las horas de lactancia, con las del almuerzo y mi jornada laboral se reducía. Sin embargo, en el interín, me sacaba leche dos veces en el baño ínfimo y la guardaba en la heladera. Era un trabajo extra, la lunchera con hielo y todo el kit de aquí para allá cada día. Pero yo quería eso y lo elegía y lo hice con gusto. Con Vicente sostuve la lactancia hasta sus 2 años y medio. Y creo que la dejamos de a dos pero no sé. Hasta el día de hoy no se duerme si no toca la teta un rato. Con Vicente tuve varias veces conductos tapados. El primero lo resolví con una puericultora. El segundo en Fundalam (4), lugar donde tienen una guardia de 9 a 17 todos los días para estas cuestiones. Y los otros con masajitos que había aprendido en estas consultas y bajo el agua tibia. Siempre tuvieron que ver con cuestiones emocionales que detectaba pero nunca llegué a una mastitis.

Creo que la lactancia es de a dos, se establece o no de entrada pero también hay revancha. Hay que querer comprometerse a poner el cuerpo a disposición de otro ser. Hay que conocerse y sincerarse si realmente queremos eso. Ya dejé de ser “lactivista” con el afuera. Ahora sé que cada uno hará lo que puede. Igual si alguien me pregunta, pongo toda mi experiencia a disposición.

Luna y su teta

Luna teteando a full

Vicente teteando en la playa

  1.  http://www.lauragutman.com.ar/libros/la-maternidad-y-el-encuentro-con-la-propia-sombra/
  2.  http://www.ligadelaleche.org.ar/
  3.  http://www.maternidadcontinuum.com/2012/06/lactancia-materna-%C2%BFcomo-conseguir-una-relactacion/
  4. http://www.fundalam.org.ar/

lunes, 5 de mayo de 2014

Las primeras horas con el bebé

Llegó el día. Parimos. Estamos con nuestro bebé y ahora qué? Cómo son esas primeras horas? Cómo fueron esas, mis primeras horas, con el bebé? Es distinto si sos primeriza que si no? Es distinto según el tipo de parto? Sí, siempre es distinto! Y cada mamá en su individualidad lo va a vivir diferente y cada familia también. Les paso a contar qué me pasó a mi.

3/4/2008
Me reencuentro con Luna en un pasillo de la Suizo (la había visto unos segundos apenas sale de mi cuerpo y logro besarla y se la llevan a los controles). La trae Ignacio toda envuelta. Lo único que pienso es que YA quiero ponerla en la teta. Había concurrido a las reuniones de la Liga de la leche (1) y sabía que era primordial que la bebé se encontrara con la teta dentro de la primer hora de nacida. Y ahí enfoqué. Y con la inseguridad de primeriza, llamaba a las puericultoras de la clínica para que observaran si se prendía bien y demás…pero no estaban tooooodo el tiempo disponible. Con unas ampollitas en los pezones superé la primer prueba. Recuerdo también mucha gente entrando y saliendo de la habitación haciendo controles a Luna. Y una enfermera que me decía: “mamita, le cambió el pañal??”. Qué? Pensaba yo, le tengo que cambiar el pañal? Jajaj sí, sí, esa Carolina era. Las primeras horas estaba muy excitada. Me sentía espléndida. Qué parto vaginal más rápido repetía! Qué maravilloso todo! Vinieron visitas, sacamos fotos. Luna siempre en la teta. A la noche, por recomendación de una amiga y para dormir, se llevaron a Luna a la nursery. Ay! Hoy lo pienso y me digo: qué loca! Cómo me separaba de mi cría!! 36 horas después me dan el alta y regresamos a casa con un paquetito de 2.400 kg. en brazos que lloraría sin parar por mucho tiempo. Confusión creo que es la palabra que mejor describe esas primeras horas. Las horas en casa fueron raras también. Vinieron mi madre y mi abuela. Más visitas. Mucho movimiento. Tetas hinchadas. Llanto. Incertidumbre. Todo esto se iba a empezar a poner espeso con el correr de los días. Cuando las visitas se van, cuando no hay una mamá cerca, cuando la tribu no existe. Cuando empezamos a pedirle a nuestra pareja que sea todo eso que necesitamos. Cuando es imposible saber y reconocer que el primer tiempo con un bebé es de locura, introspección y sombra.

28/4/2011
Me encuentro con Vicente apenas me lo alcanzan por debajo de mis piernas Ignacio y la Alejandra (la partera). Grito: ayyyyy! Es igual a tu papá! Y mientras tanto,  está conmigo apoyado piel con piel y va dejando de latir su cordón. Emoción y adrenalina de haberlo parido en la habitación de casa. Él estornuda. Nos acostamos en la cama. Duerme. Se despierta y lo acerco a la teta. Busca el pezón y lo encuentra. Alegría. Emoción por lo vivido. Queremos contarles a todos que nació en casa. No lo habíamos dicho. Nos dan ganas de compartirlo. Pero antes hablamos que las visitas van a ser pocas, acotadas y vamos a cuidar el ritmo del bebé. Por supuesto que la primera que va a llegar y quién más nos interesa que lo conozca es Luna. Bello encuentro, lo agarra y se levanta su remerita para ofrecerle la teta. Sí, es otra historia. Todo es otra historia. Pudimos pensar en esas primeras horas, pudimos aprender lo que sí y lo que no queríamos. Nos cuidamos y lo cuidamos. Los llantos fueron menos, confié en mí como mamá y confiamos más en nosotros como padres. Protegimos a nuestra cría. Sabíamos dónde nos estábamos metiendo y lo respetamos. Y por supuesto él lo percibió. No digo que no hubieron crisis, o momentos desoladores, pero conociéndolos o sabiendo que existen de antemano uno se prepara distinto. Buscamos más ayuda en la casa. Pedimos lo que necesitamos. La abuela que se sentía bien cocinando nos traía comida y así. Yo sabía hasta dónde podía pedir a Ignacio. Las primeras horas, además de ser tranquilas por decisión, fueron tranquilas porque ya sabíamos lo que era un bebé y qué cosas había que cuidar y cuáles no. Igual uno escucha voces, y yo le ponía valor a otras voces que por supuesto no fueron las mismas que con Luna. Y por ejemplo me permití darle el chupete el día que Raquel (2) me dijo que Casilda (3) decía que un chupete con el cuerpo de la madre atrás no hace daño. Jajajaj y así fue, Vicente chupeteó pronto pero con un “aval” que yo consideraba válido.

Y esas fueron mis experiencias de las primeras horas con mis bebés. Es clarísimo que hay un cambio. El origen del cambio pueden ser múltiples razones: la información, el crecimiento, la experiencia, el cambio, escuchar a otros, cuestionarse y elegir, entre las múltiples formas que hay de hacer las cosas, cuál es la que nos sienta mejor.


Y cómo te fue a vos?

Primeras horas de Luna

Primeras horas de Vicente

(1) Liga de la Leche. http://www.ligadelaleche.org.ar/
(2) Raquel Schallman. http://www.partolibre.com.ar/
(3) Casilda Rodrigañez Bustos https://sites.google.com/site/casildarodriganez/

martes, 29 de abril de 2014

Sentirse acompañada en la decisión de parir en libertad

Vicente cumplió 3 años y cumplimos tres años de un hermosísimo e íntimo parto en casa. Ese parto fue posible por una confluencia de muchas cosas: haber participado en el grupo A C E (1), haberme cuestionado acerca de los mandatos de los obstetras convencionales, haber escuchado otras voces, haberme permitido la trasformación, haber encontrado un equipo que me acompañara y saber que Ignacio, mi compañero,  estaba 100 % de acuerdo con los pasos que iba siguiendo.

Y me sucede que hoy, cuando cuento mi experiencia, me encuentro con amigas u otras mamás diciendo...yo no podría porque mi compañer@ me saca corriendo, o es muy estructurad@ o no se lo bancaría.

Y entonces yo me pregunto cómo hubiese sido si Ignacio no estaba de acuerdo? Y creo que es una hipótesis demasiado fantasiosa porque parte del impulso vino de él (escribía en ese entonces una obra de teatro con Laura Gutman (2) quién fue quién le pasó el tel de Raquel Schallman (1)). Y aún hoy puedo percibir su energía en esa primera reunión con Raquel como diciendo sin palabras..vamos que vos podés...(pero no quiero dejar pasar que en el inicio de este camino mi idea era parir en institución con peridural y eso fue cambiando de a poco).

Ignacio nunca fue un estorbo en el camino de conseguir un parto respetado.  Pero, cómo haría si lo fuera? Hace unos 40 años atrás, el hombre no era parte del parto ni tomaba decisiones al respecto.  A lo sumo acompañaba a su mujer-compañera hasta la institución. Y esperaba que el médico diera la noticia. En las películas podemos ver a los hombres fumando ansiosos esperando saber si era niño o niña. Las mujeres a lo sumo llamaban a su mamá. Pero con el correr de los años, la sociedad ha cambiado. Hoy, las parejas se consolidan desde otro lugar, o por lo menos es la percepción que tengo de la gente que me rodea. No sé si es por presión social o de las mujeres, pero los varones están más involucrados o se sienten en la obligación de estarlo. Está bien? Está mal? No lo sé.

Pero sí sé, porque escucho y veo y leo, que muchas mujeres no intentan abordar un camino alternativo porque saben que su compañer@ no la acompañaría.

El parto nos pertenece, el bebé atraviesa nuestro cuerpo, las intervenciones son sobre nuestro cuerpo, la cría es de los dos y sobre la cría también pesarán esas decisiones de parto. Pero entonces, no sería más sano compartir la información de los que nos pasa y tomar las decisiones observando el punto de vista de quién pone el cuerpo y pensando en el bebé? Tal vez.

Y los miedos? y si pasa algo? Y si le pasa algo al bebé? Entonces desde el miedo, que es la carta que más le gusta sacar al obstetra y al entorno, solemos tomar las decisiones.

Teniendo presente que cada pareja está formada por dos seres individuales que provienen de diferentes historias y costumbres, tomar decisiones desde el nuevo equipo que se forma es difícil o más trabajoso porque deja en evidencia todo ese historial/pasado que cargamos.

Es para pensar. Yo no sé qué hubiera hecho si Ignacio no me acompañaba. Pero con la información que tengo hoy en día seguro que trataría de persuadirlo y llegar a un acuerdo.

Qué harías vos? Qué hiciste? Pasaste por esa experiencia?

Vicente recontra recién nacido


(   (1) ACE. Abordaje Corporal Emotivo dictado por Raquel Schallman. http://www.partolibre.com.ar

    (2) Laura Gutman. www.lauragutman.com.ar