lunes, 12 de mayo de 2014

La teta y la lactancia

Apenas nace el bebé, el primer tema al cual nos enfrentamos es la lactancia. Seguramente hayamos llegado hasta esta instancia con distinta calidad y cantidad de información que habremos procesado hasta que la realidad se presenta. Boca y pezón. Boca mínima, pezón enorme. Puericultoras que pueden estar disponibles o no. Y nosotras, ahí solas con nuestra teta, compañer@ mirando y bebé casi seguro llorando…..qué hacemos???

Durante el embarazo de Luna me compré por recomendación de alguien el libro “La maternidad y el encuentro con la propia sombra” de Laura Gutman (1). Recuerdo que me impactó leer acerca de la necesidad del bebé de estar cuerpo a cuerpo con la mamá con tetas disponibles cuál mamífera para que pueda tomar lo que quisiera y cuánto quisiera. Lo tomé para mí. Y en ese tiempo y ahí no recuerdo muy bien cómo, alguien me recomienda las reuniones de la Liga de la Leche (2). Voy a una reunión estando embarazada y veo cómo una mamá con una bebé de 20 días aprende a “relactar” (3). Me emociona. Y de esa reunión me llevo tres informaciones: toda mamá tiene leche y puede dar la teta, es conveniente para una buena lactancia que el bebé se encuentre con la mamá dentro de la primer hora que nace y todo el pezón tiene que estar adentro de la boca del bebé. Me encantó y supe que hizo iba a buscar.

Nace Luna en la Suizo, después de un parto vaginal super intervenido que he contado en otros posts, y se cumple el primer punto: estamos juntas en menos de una hora desde que nació. La pongo en la teta y con ayuda de Ignacio bajando su mentón, chequeamos que todo el pezón esté en su boca. Y succiona! Felicidad! Succiona! No es taaaaan complicado. Apretando la puntita del pezón me doy cuenta que es calostro lo que toma. Pero estoy tranquila porque el calostro la va a alimentar hasta que baje la leche (lo aprendí en las reuniones). Pasan las horas y va y viene de una teta a la otra. Pido por la puericultora que ofrece el lugar. Llega en otro horario, me dicen. Quiero chequear que lo estoy haciendo bien!!. Algo salió raro porque me empiezan a salir como unas ampollitas de agua en la punta del pezón. Al fin llega la puericultura y explica que es normal, que se cura con el propio calostro. Y así iniciamos nuestra lactancia. Y fluyó. Y yo sabía que era alimento, vínculo, contacto. De noche era eterno, minutos y minutos succionando. Y me convertí en una fanática de la teta. Ninguna leche maternizada entraría a mi casa. Y así avanzamos. 

Y seguí yendo a las reuniones de la Liga que son en distintos barrios. Iba cambiando según me convenía pero siempre hubo un grupo de madres con quién compartir y que me pudieron ayudar y escuchar. Cuando empecé a trabajar, decidí llevar el sacaleche y entré en el arte de sacarme, guardar, congelar e incorporar la mamadera durante mis ausencias (pero mamadera con mi leche). Me volví bastante loquita. Si descongelaba y no la usaba era capaz de llorar por tirar el resto. La cuidaba como el oro en polvo que es. 

Sostuvimos la lactancia hasta el año y 3 o 4 meses de Luna. No recuerdo muy bien cómo lo dejamos. Sólo tengo una imagen, de ella durmiéndose sobre mí y agarrando el rollito de mi panza con chupete (dejó de dormirse con la teta). Lo sentí como que fue de a dos.

Con Vicente ya teníamos el camino trazado. Más información y más conciencia sumada a una lactancia exitosa previa. Después de parirlo, él aún dormido, seguía cerca de mi pecho y en cuando abrió la boca tenía a su alcance el pezón que de una succionó con fuerza. Seguí “lactivista” como con Luna y sobre todo porque a los 3 meses volví a trabajar, sacaleche en mano, a la oficina. Después de proponer diferentes opciones a mi jefa acordamos que juntaba las horas de lactancia, con las del almuerzo y mi jornada laboral se reducía. Sin embargo, en el interín, me sacaba leche dos veces en el baño ínfimo y la guardaba en la heladera. Era un trabajo extra, la lunchera con hielo y todo el kit de aquí para allá cada día. Pero yo quería eso y lo elegía y lo hice con gusto. Con Vicente sostuve la lactancia hasta sus 2 años y medio. Y creo que la dejamos de a dos pero no sé. Hasta el día de hoy no se duerme si no toca la teta un rato. Con Vicente tuve varias veces conductos tapados. El primero lo resolví con una puericultora. El segundo en Fundalam (4), lugar donde tienen una guardia de 9 a 17 todos los días para estas cuestiones. Y los otros con masajitos que había aprendido en estas consultas y bajo el agua tibia. Siempre tuvieron que ver con cuestiones emocionales que detectaba pero nunca llegué a una mastitis.

Creo que la lactancia es de a dos, se establece o no de entrada pero también hay revancha. Hay que querer comprometerse a poner el cuerpo a disposición de otro ser. Hay que conocerse y sincerarse si realmente queremos eso. Ya dejé de ser “lactivista” con el afuera. Ahora sé que cada uno hará lo que puede. Igual si alguien me pregunta, pongo toda mi experiencia a disposición.

Luna y su teta

Luna teteando a full

Vicente teteando en la playa

  1.  http://www.lauragutman.com.ar/libros/la-maternidad-y-el-encuentro-con-la-propia-sombra/
  2.  http://www.ligadelaleche.org.ar/
  3.  http://www.maternidadcontinuum.com/2012/06/lactancia-materna-%C2%BFcomo-conseguir-una-relactacion/
  4. http://www.fundalam.org.ar/

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