martes, 10 de junio de 2014

El amor al bebé

Buscando nombre para el blog, pidiendo ayuda a amigas, tratando de transmitir el poder de la información en el embarazo y el parto y tratando de no quedarme encasillada, el blog se encontró con el nombre Saber, parir, amar que hoy conocen. En principio porque el SABER me indica que la información es clave. Y tener varias posturas de un tema y que esas posturas nos hagan pensar nos servirá para tomar decisiones. Y esas decisiones no nos servirán sólo para PARIR, sino también para CRIAR. Y el CRIAR no es lo mismo hacerlo operativamente que con AMOR.

Y acá seguramente a nadie se le ocurrirá imaginar que se puede criar sin amor. Es como que en nuestra cabecita de seres maternales ni lo pensamos. Pero qué nos garantiza que al nacer nuestro bebé vamos a amarlo en el primer instante. Y después de ese instante. Y cuando llore toda la noche y todo el día, y cuando haga berrinches y cuando no responda a lo que esperamos. Por supuesto que parece una locura lo que estoy diciendo, pero no lo es.

Alguna vez entendí, después de leer varios libros de Laura Gutman (www.lauragutman.com.ar) y de pasar por mis propios procesos de indagación, qué la convivencia de múltiples necesidades es muy difícil. Y en la lucha de las necesidades que priman (la mía y la de mi hijo), quién va a ganar? Seguramente la necesidad del más fuerte. Y si gana la del menor, tendríamos que ver con qué costo, no?

Pero voy a hablar de mí, cada cual hará con su amor y sus necesidades lo que le plazca. A mí me costó muchísimo, aún habiendo forzado el estar con mi bebé full time. Creyendo que sabía de sus necesidades, que me conectaba profundamente y pensando que sabía lo que me estaba pidiendo Luna. Le di 7 meses de mí tomando una licencia extendida. Le di un año y medio de teta para ella sola aún comenzando a trabajar. Le di wawita, upa, besos y abrazos, pero era eso? realmente eso lo que ella quería? Le armé un combo de niñera y guardería cara para volver a trabajar y me justifiqué de miles maneras. A la distancia pude ver mi distancia.

Cuando pude contactar con mi infancia y pude reconocer la realidad de lo que allí sucedió y no sólo de lo que fue dicho, pude darme cuenta de cuál era la necesidad que yo estaba llorando con ella. Y cuándo empecé la Escuela de Formación con Laura Gutman y me choqué con historias y más historias de desamparo y violencia de las infancias colectivas pude entender más. Cómo estamos todos intentando ser adultos desde el lugar que venimos, con nuestras carencias, con nuestras necesidades. Qué difícil, no?

Pero también todo este proceso hace que quiera cambiar la historia. Sí, soy un tanto utópica. Pero por lo menos quiero cambiar “mi historia”. Lo que construyo con mis hijos. Quiero que mis hijos sean escuchados, amados, acompañados, comprendidos, mirados de verdad. Si me cuesta? Sí, horrores. Es un trabajo intenso. Además es conmigo, con ellos y con mi compañero a quién tengo que explicarle el por qué de algunas cuestiones. Sí voy viendo resultados? Sí, varios y voy también cambiando todo el tiempo.

No sé si seré muy clara. A veces me confundo un poco. Igual tengo la sensación que esta generación se está cuestionando mucho más todo....ojalá...Pero tengamos más paciencia y tengámonos más paciencia.


Sé que es un tema largo, intenso y que invita al debate. Yo sólo quiero decirles, según mi experiencia, que se necesita a veces de cierta información y acompañamiento. Amar altruistamente es re díficil. Pensar en dar y dar todo para un otro recibiendo poco suele ser muy duro. El bebé necesita calor, teta, mamá, upa y mucho cuerpo. Sin cansancio. Sin tomarnos el tiempo. Sin  conciencia.  Y nosotros? Jajaja seguramente estemos necesitando eso mismo...y nuestro bebé lo sienta.
Luna y Vicente (6 y 3)

Luna y Vicente (3 y 0)

2 comentarios:

  1. En la segunda foto la pequeña Luna sostiene al bebé Vicente, de una hora de vida. Es acariciado por la mano de su madre (uñas rojas), en la cama de nuestra habitación. Gran Mamá. Se cuestiona, se pregunta. Comparte. Observa. Frena. Avanza. Piensa. Siente. Gran Camino.

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