jueves, 6 de febrero de 2014

El primer miedo: el dolor del parto.

Y parirás con dolor... 
(Dios) "A la mujer dijo: multiplicaré en gran manera tus dolores y tus preñeces; con dolor parirás los hijos;"...
 
Génesis Cap.3 Vers.16

Y así desde miles y miles de años, en esta sociedad patriarcal, damos por hecho que se pare con dolor. Sin cuestionamientos.

Ahora, podríamos preguntarnos por qué una especie tan evolucionada como el ser humano, así como segrega hormonas como la adrenalina para correr ante una amenaza, no segregaría hormonas que disminuyan el dolor del parir (si este existiese). O por qué algo tan natural como dar vida debiera ser doloroso?

Pero aquí puedo contarles también mi experiencia frente a ese dolor. Mis dos experiencias.

En mi primer parto, las primeras contracciones fueron muy fuertes y como estaba en fecha y releyendo un libro que tenía a mano, trataba de encajar la definición con lo que sentía. Y pensé …. Ya nace. Entonces fui a la institución con esa sensación de “esto ya es muy doloroso” (unos pinchazos en la zona lumbar) y rápidamente y también porque eran  las 4 de la mañana y había hecho levantar a la partera, me pusieron el suero y la oxitocina sintética. Tan rápido como la oxitocina sintética también me colocaron la anestesia peridural (para que no duelan las contracciones que provoca la oxitocina artificial), así que no puedo contar los dolores que tuve, porque no tuve. Sí incomodidad, sueño, deseos de que todo pase rápido.

En mi segundo parto. Las primeras contracciones empezaron como aquellas con el dolorcito en la zona lumbar y eran contracciones que yo pensaba como un útero en movimiento que está ayudando a mi bebé a bajar y las recibía y las disfrutaba y no me parecían tremendas. Bailaba con ellas. Cuándo aumentaban su intensidad, me  metía en la bañadera y así en la noche, en la intimidad de mi casa, las fui atravesando gratamente. Hasta que un momento no sé, no sentí o no me di cuenta y cuando existió el momento donde pensé: “ahora me desarmo”, un pujo y salió la cabecita de Vicente y otro pujo más y su cuerpo. Y ya no hubo más que felicidad.

Y no tomé ni una aspirina, ningún calmante ni nada de nada. Y ya estaba allí con mi bebé, sin dolor.

Muchas cosas se dicen del dolor. Que uno tiene un umbral, que mejor con anestesia que no se siente. Por supuesto que depende de cada ser, de cada cuerpo y de cada intención que se proyecte sobre eso. Pero para mí, la lectura de Casilda Rodrigañez y su “Parirás con Placer” fue clave. Adueñarse de lo femenino, conocer tu cuerpo, tu útero, desarmar el patriarcado y confiar en uno mismo es la clave.

También el conocimiento acerca de los efectos de la peridural en nosotros y en nuestro bebé ayuda a tomar ciertas decisiones. Pero por supuesto, que en esta sociedad donde estamos inmersos, es muy difícil reflexionar sobre estos puntos. En un mundo donde “desconectarse” de uno mismo es más cómodo, y dónde nos venden que un parto “rápido y sin dolor” está la clave para un nacimiento felíz, se complica vivir la experiencia.

Las contracciones con Luna en casa

Las contracciones con Luna en sanatorio

Las contracciones con Vicente

Las contracciones con Vicente

4 comentarios:

  1. Te amo amiga! Gracias por abrir tu corazón!!!

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  2. Feliz blog!!! Fan tuya desde ya! Te quiero y te leo con deleite. Viva!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Tienes razón, yo aun no logro entender como después de tantisimas investigaciones sobre todo tipo de temás, enfermedades, tecnología... se siga diciendo que el parto duele y no se enseñen más técnicas de relajación, mentales, consciencia plena para vivir el momento.

    No lo entiendo, gracias a mujeres como tu que desde un rincón del mundo comparten su experiencia para que las que queramos encontrarlas las encontremos.

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